Notas para la historia del deporte en Jalisco. El caso de la carrera de las Crucitas, 1971–2020
Notes for sport history in Jalisco. The case of the Crucitas race, 1971–2020
Miguel Ángel Esparza Ontiveros
Consejo Municipal del Deporte de San Pedro Tlaquepaque
Diego Rivera 7, San Pedro Tlaquepaque, 45559, Jalisco, México
ORCID: 0000-0002-3492-9649
Fecha de recepción: 29 de octubre del 2020
Fecha de aceptación: 8 de marzo de 2022
DOI: https://doi.org/10.31836/lh.25.7319
Resumen: El objetivo de este estudio es explicar cómo la carrera de las Crucitas surgió y se ha establecido. Para entender de qué forma se ha desarrollado este evento atlético, se analizarán los principales patrones – elementos construidos – que de alguna manera han modificado la dinámica social de esta carrera. De igual forma, se explicará brevemente cómo se ha modificado el contexto social – la situación – en Jalisco en los últimos 50 años.
Palabras clave: historia del deporte, atletismo, dinámica social, juegos patrióticos.
Abstract: The objective of this study is to explain how the Crucitas race emerged and was stablished. To understand how this athletic event developed, I analyze the main patterns – built elements – that have somehow modified the social dynamics of this race. I, likewise, briefly explain how the social context – the situation – has changed in Jalisco in the last 50 years.
Keywords: sport history, athletics, social dynamics, patriotic games.
Resumen: Este trabajo analiza las acciones de salud pública implementadas en el estado de Jalisco contra la viruela durante los siglos XIX y XX. Para tal efecto, se consultó documentación del Archivo Histórico de Jalisco, el Archivo Histórico de la Secretaría de Salud, el Archivo de la Arquidiócesis de Guadalajara, el Archivo Parroquial Santiago de Tonalá, la Hemeroteca Digital de El Informador e informes de gobierno, y se realizaron entrevistas a sujetos que participaron en el proceso de erradicación de la enfermedad. Se plantea que las medidas puestas en práctica a lo largo del periodo de estudio experimentaron modificaciones y no siguieron un progreso lineal; sin embargo, destaca que algunas de ellas persistieron y lograron institucionalizarse – tal fue el caso de la vacunación.
Palabras clave: viruela, epidemia, salud pública, Jalisco.
Abstract: This article analyzes public health actions against smallpox in Jalisco during the nineteenth and twentieth centuries. In order to do this, I consulted documents from Jalisco’s Historical Archive, the Secretariat of Health’s Historical Archive, the Diocesan Archive of Guadalajara, the Parochial Archive of Santiago de Tonalá, the Digital Repository of El Informador, and government reports. I also interviewed subjects who participated in the process of eradicating the disease. I propose that the measures implemented throughout the studied period underwent modifications and did not follow linear progress; however, it should be noted that some of them persisted and managed to become institutionalized – such was the case regarding vaccination.
Keywords: smallpox, epidemic, public health, Jalisco.
Introducción
El domingo 28 de
noviembre, desde muy temprano las calles de la Ciudad de México (CDMX) se vieron
colmadas con los 20 000 de corredores que ansiosos esperaban el pistoletazo de
salida de la edición 2021 del Maratón Internacional de la CDMX.[1] Esta
multitudinaria concentración de atletas es un claro indicativo de la gran
popularidad que hoy en día ostenta el atletismo de ruta o running.[2] En México, la
industria del running mueve al alrededor de 35 000 millones de pesos al
año.[3] Asimismo, aunque
cerca de 57% de la población no realiza ningún tipo de actividad física; se
considera que existen alrededor de 6 000 000 de corredores – principalmente
recreativos – que pagan entre 200 y 700 pesos para correr una de las más
de 2 000 carreras que se celebran cada año en las calles de nuestro país.[4]
Sin
embargo, aunque el atletismo de ruta goza de gran popularidad y representa un
lucrativo negocio, académicamente hablando, sigue siendo un tema subestimado
por los historiadores y los científicos sociales, ya que principalmente han
centrado su atención en los aspectos políticos y económicos, mientras el amplio
espectro de actividades sociales y culturales – en donde se engloba a los
deportes – se han dejado de lado.[5]
En
efecto, según Andrés Fábregas (2005; 2010), aunque los deportes son
laboratorios sociales en donde se puede observar cómo se construyen las identidades
y cómo los pequeños grupos desarrollan sus interrelaciones tal y como sucede con
los partidos políticos y la Iglesia, en México todavía “estamos rezagados”, ya
que la producción académica es mínima en comparación con otras academias como
por ejemplo la brasileña.[6] En ese mismo
tenor, el finado historiador Álvaro Matute señala que: “En México, la historia ha sido demasiado
lenta para incorporar estudios sobre la cultura física y el deporte a su seno.
(…) Nuestra historiografía, salvo excepciones, ha permanecido al margen” (2021,
p. 14).[7]
En
palabras de César Federico Macías (2009), resulta necesario enfocar el análisis
académico en los aspectos interrelacionados con los deportes, para explicar el
impacto social que tienen y cómo inciden en otros ámbitos y esferas humanas –
como la política y la economía – y con ello vencer la reinante apatía y
los prejuicios que hasta la fecha han limitado su estudio sistemático. El
estudio de los deportes permite comprender cómo se construyen las comunidades
que practican las actividades deportivas, cómo son utilizados o cómo surgen las
instituciones que los regulan y rigen – como clubes, asociaciones y
federaciones – ya sea en escala local, nacional o incluso internacional.[8]
Para el caso del atletismo de
ruta, el análisis histórico de la carrera de las Crucitas permitirá comprender,
en primer término, cómo surgió y cómo se desarrolló el atletismo de ruta en
Jalisco. Posteriormente se analizará cómo surgió la carrera de las Crucitas y
cómo fue que se convirtió en uno de los eventos más tradicionales del atletismo
jalisciense en los momentos en que la ciudad de Guadalajara y el municipio de
Tlaquepaque, experimentaban una serie de cambios y transformaciones, tanto
urbanísticas como económicas y políticas.
Para llevar a cabo nuestro
análisis, se hará uso de dos herramientas conceptuales tomadas del trabajo de
Eric Dunning (1999), para ubicar heurísticamente en la información empírica
cómo surgió el atletismo en Jalisco, cómo surgió la carrera de las Crucitas y
cómo se modificó el contexto social que vio nacer a esta carrera atlética, y me
refiero con ello a los términos “patrón” y “situación”. Dunning define el
término “patrón” como todas aquellas estrategias implementadas por los
individuos con el fin de desarrollar y fomentar las prácticas deportivas,
mientras que el término “situación” refiere al contexto social, económico y
político en donde tales acciones tuvieron lugar (1999, p. 50).
Teniendo en consideración que el
atletismo, como todas las actividades sociales, es una actividad
interdependiente que forma parte de una dinámica social establecida, al indagar
en sus principales patrones, se podrá explicar cómo funciona y cómo se ha ido
modificando además de conocer aspectos y detalles hasta ahora desconocidos, ya
que su dinámica social encierra tras de sí sistemas de comportamiento,
costumbres y tradiciones que se conjugan entre ellas y que derivan en
afectaciones tanto positivas como negativas en los individuos, así como en sus
prácticas y entornos.
El atletismo en Reino Unido y Estados Unidos
Tomando distancia del atletismo que se
practicaba en la antigua Grecia, la versión moderna de correr, saltar y lanzar,
surgió en el Reino Unido durante el siglo XIX.[9] En el Reino Unido una amplia gama de
recreaciones y pasatiempos tradicionales se transformaron a partir de una
estricta regulación, lo que permitió su configuración en las actividades que
hoy en día conocemos como deportes.[10] Posteriormente, en Estados Unidos el
atletismo adquirió otra característica que en México se volvería una norma a
seguir; me refiero a la celebración de eventos atléticos adjuntos a las fiestas
patrias.[11]
Fue a partir de 1876 que surgen
los “juegos patrióticos”, concursos atléticos organizados a la par de los
festejos patrios del Fourth of July. Estos eventos deportivos eran
concursos comunitarios en donde todos los individuos, sin distinción de clases
o razas, competían y socializaban en un marco festivo, donde después de las
ceremonias patrióticas –como discursos, izado de bandera, etcétera–
se daba paso a las carreras atléticas en las que deportistas de todos los
niveles, tanto novatos como profesionales, se disputaban los honores
deportivos.[12]
El atletismo en México
En lo tocante a nuestro país, el atletismo ingresó
a México durante el porfiriato de la mano de los migrantes extranjeros,
principalmente los estadounidenses.[13] Ellos comenzaron a practicar el atletismo
tal y como lo hacían en su país; es decir, celebraban la independencia de su nación
con juegos patrióticos. En 1892, por ejemplo, el Daily Anglo-American publicó
que los clubes “Anáhuac” y “Athletic”, organizarían una competencia atlética
para conmemorar la independencia estadounidense.[14]
Los juegos patrióticos fueron
para la diáspora estadounidense un espacio de socialización que les permitía
reforzar su identidad nacional.[15] Además de funcionar como un espacio de
socialización para los estadounidenses, los juegos patrióticos funcionaron como
una zona de contacto y encuentro con la sociedad mexicana;[16] es decir, fueron una oportunidad para que
estadounidenses y mexicanos socializaran de manera más cercana en un entorno no
tan formal y de carácter más festivo y lúdico.[17]
En México, los juegos patrióticos
representan la simiente en donde los individuos tendrían el primer contacto con
el atletismo, aprenderían sus conceptos básicos y los asimilarían. En la
actualidad el formato de juegos patrióticos sigue teniendo vigencia y arraigo,
ya que en diversas partes del país se organizan concursos y carreras atléticas para
celebrar la independencia de México.[18]
Desde 1897 la sociedad mexicana
comenzó a conmemorar la independencia nacional con concursos atléticos, muy a
la usanza de los organizados por los estadounidenses.[19] Sin embargo, fue a partir a partir de 1907 cuando
estos concursos atléticos mostraron una organización y una estructura más
deportiva, dando por resultado que las competencias atléticas se convirtieran
en el evento más concurrido y esperado de todos.[20]
El atletismo de ruta en la CDMX
Aunque los concursos atléticos organizados
para festejar la independencia nacional se celebraban en el espacio público, no
se les puede considerar como carreras de ruta, ya que estas competencias simplemente
intentaban replicar un evento de pista y campo en donde las distancias a correr
rara vez sobrepasaban los 1 500 metros, pues para organizar una carrera de
mayor distancia, debía trazarse y medirse una ruta, además de implementar un
operativo de vigilancia con policía y médicos para cuidar a los corredores.[21]
Es hasta 1907 cuando se puede
hablar del surgimiento del atletismo de ruta en México, una vertiente atlética
que se convirtió en la favorita de los mexicanos, debido a que esta modalidad
permitió a los individuos poner a prueba sus cualidades físicas, principalmente
la resistencia.[22] En esa ocasión, se celebró una carrera de 5
millas que formaba parte de los juegos patrióticos por la independencia
estadounidense y en donde participaron varios atletas mexicanos y solo un
estadounidense.[23]
A partir de este momento, las
carreras de ruta serían una forma recurrente tanto para festejar la independencia
de México, como para poner a prueba las cualidades físicas de los corredores
mexicanos. Para la sociedad mexicana, las carreras de ruta fueron un nuevo
espacio social en donde los individuos tenían la posibilidad de reconfigurar su
imagen pública realizando despliegues físicos intensos y prolongados, aspecto
que se ve coronado con la celebración del primer maratón que fue organizado en
1910 para celebrar el centenario de la independencia de México.[24]
El atletismo en Jalisco
En lo correspondiente a Jalisco, la situación
resulta muy similar; es decir, al igual que en la CDMX, el formato que vio
nacer al atletismo fue el modelo de juegos patrióticos, el cual como ya se ha
señalado, fue introducido al país por los residentes extranjeros,
principalmente por los estadounidenses. En efecto, en julio de 1904 se celebró
en una quinta cercana a Guadalajara, “un banquete” para festejar la
independencia de la “gran república del norte”; posteriormente, se organizaron
algunos “juegos de sport”.[25] Días después, la prensa mexicana daría
cuenta del programa del 94 aniversario de la Independencia de México, que
incluyó carreras pedestres, entre otras actividades. Este evento tuvo lugar en
el parque Agua Azul y fue más una feria que un concurso atlético, pues además
de las carreras hubo bailes, cucañas y ascensión en globos.[26]
La forma más deportiva de este
tipo de concursos se alcanza hasta 1910 con un evento atlético de pista y campo
organizado por el Club Marte para celebrar el centenario de la Independencia de
México.[27] Para los años subsecuentes la tónica fue la
misma; es decir, en Jalisco se seguían organizando concursos atléticos de pista
y campo para conmemorar las principales fiestas de la patria.[28]
Fue hasta después de 1930 cuando
se experimentaron algunos cambios en el atletismo jalisciense y comenzaron a
surgir los primeros eventos de ruta.[29] Durante el porfiriato y hasta la década de
los veinte del siglo pasado, la actividad atlética estuvo concentrada en los
clubes, donde se celebraban competencias que no sobrepasaban los 1 500 metros,
y cuando lo hacían, era en la modalidad de relevos.[30] En contraste, las primeras carreras
celebradas en las calles de la ciudad resultaron ser muy exitosas como
competencia y muy atractivas como espectáculo.[31] Deportivamente, al irrumpir en el espacio
público, el atletismo logra ganar nuevos adeptos de todas las clases sociales y
con ello se logró construir una comunidad deportiva.[32]
La comunidad deportiva del
atletismo jalisciense comenzó a existir cuando el espacio público fue usado
para celebrar eventos atléticos de manera masiva, pues mientras la práctica
estuvo confinada en los clubes, el atletismo estuvo disgregado, puesto que cada
club celebraba eventos en exclusiva para sus socios. Pero en el momento en que
las competencias fueron llevadas al espacio público, los clubes y sus afiliados
pudieron reunirse entre sí, conformando de este modo una comunidad deportiva
practicante y consumidora de los eventos atléticos.
En cuanto al formato de juegos patrióticos,
siguió estando en vigencia, aunque fue readaptado y reapropiado, ya que
diversos grupos e instituciones como empresas y partidos políticos comenzaron a
organizar carreras atléticas de ruta para conmemorar una fecha representativa
para ellos. Por ejemplo, el Club Forbec, perteneciente a las Fábricas de
Francia, organizó una carrera atlética con salida y meta frente a su casa
comercial para celebrar el aniversario de su fundación.[33] De igual forma, el Partido Nacional
Revolucionario (PNR) organizó una carrera para festejar el día del voceador y
otra para conmemorar el aniversario de la Revolución Mexicana.[34]
También fue utilizado para inaugurar
obras públicas; por ejemplo, en 1934, se organizó una carrera para inaugurar la
calzada Independencia, la avenida más moderna, mejor iluminada y pavimentada
del estado.[35] Finalmente, el modelo de juego patriótico comenzó
a ser utilizado para celebrar al Santo Patrono de alguna parroquia. Esto último
fue lo que dio origen a la carrera de las Crucitas, aunque con sus detalles y
particularidades.[36]
El surgimiento de la carrera de las Crucitas
Hablar de la carrera de las Crucitas es
hablar de historia y tradición, porque este evento atlético es uno de los más
antiguos y representativos no solo del atletismo jalisciense, sino de todo el
país. Esta carrera vio la luz hace medio siglo por iniciativa del profesor
Antonio Galán y los miembros del Club Atlético Vanguardia (Comunicación
personal con Antonio Galán, 7 de mayo de 2020).[37] La idea
principal era la de celebrar una carrera pedestre cada 3 de mayo, día que los
vecinos de los cuatro barrios más antiguos de San Pedro, Tlaquepaque,
conmemoran y festejan a su manera a la Santa Cruz.[38]
La
carrera de las Crucitas es un evento que se adjuntó a una celebración religiosa
ya establecida y que surgió en los momentos en que Tlaquepaque y Guadalajara vivían
una profunda transformación. En efecto, entre 1950 y 1980, Jalisco vivió un acelerado
proceso de industrialización que propició la vinculación de los municipios de
Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque en lo que hoy se conoce como área conurbada
de Guadalajara (ACG).[39]
La
conurbación de Guadalajara y el arribo de empresas transnacionales – como
Kodak y Motorola – redefinieron el espacio público y modificaron la
interacción social, ya que la nueva coyuntura provocó que los individuos
ingresaran en una nueva dinámica social y económica, movilizándose más allá de los
confines de sus barrios, ya sea para estudiar o trabajar. Esta nueva realidad
social volvió a la ciudad un espacio impersonal en donde resultaba difícil
mantener los hábitos y las tradiciones, porque la vida cotidiana y las costumbres
de los jaliscienses se trastocaron.[40] Solo en las
fiestas pervivían las costumbres y las tradiciones que, en una gran cantidad de
casos, fueron la forma de mantener vigente los lazos de identidad de cada
barrio o comunidad.[41]
En
el caso de Tlaquepaque, la fiesta de las Crucitas históricamente ha fungido
como un foro social en donde los individuos refuerzan su identidad barrial y
sus vínculos grupales mediante la participación en los distintos festejos,
principalmente en la procesión, donde en poco más de 3 kilómetros, se realiza
una visita a las cuatro cruces ofrendando el esfuerzo y sufrimiento corporal,
buscando con ello expiar los pecados.[42] Este tortuoso
recorrido por calles empedradas, bajo un sol abrumador, fue lo que le dio la
idea al profesor Galán de organizar una carrera atlética que cubriera la misma
ruta que los penitentes y en donde los corredores, al igual que los devotos, ofrendaran
su esfuerzo físico a las Crucitas.[43]
A
fin de poder llevar a cabo su objetivo, el profesor Galán y los miembros del
Club Vanguardia acudieron con los mayordomos de los cuatro barrios, solicitando
su autorización para celebrar una carrera que recorriera la misma ruta que se
cubría durante la visita a las cuatro capillas (Comunicación personal con
Antonio Galán, 7 de mayo de 2020).[44] Aunque en un
principio estuvieron renuentes, los mayordomos dieron su autorización para que
el domingo 2 de mayo de 1971, se celebrara la primera edición de la carrera de
las Crucitas, pero eso sí, dejaron en claro que la carrera no debía interferir
con los festejos y las actividades religiosas ya agendadas.[45]
La
primera edición de la carrera de las Crucitas no hubiera sido posible llevarla
a cabo sin la anuencia de los mayordomos, pero tampoco sin los donativos y
apoyos que el profesor Galán y el Club Vanguardia lograron reunir con los
vecinos. En este periodo, el dinero fue una condicionante para que muchos
eventos atléticos pudieran prosperar. De hecho, resultaba muy difícil que
algunas carreras pudieran celebrar una segunda edición.[46]
Tampoco
era común correr fuera de Guadalajara; sin embargo, la carrera de las Crucitas
fue uno de los pocos eventos atléticos que atrajo la atención de los corredores,
gracias a que el comité organizador se preocupó por premiar el esfuerzo de los atletas
otorgando medallas y trofeos a los primeros 20 participantes. Esto fue un
aliciente que convenció a los mejores corredores de la ciudad para trasladarse
hasta Tlaquepaque y correr en una ruta empedrada y en un horario poco propicio
por el sofocante calor.[47]
En
la primera edición la inscripción tuvo un costo de 2 pesos y participaron entre
50 y 60 corredores, resultando vencedor José Torres, con un tiempo de 10
minutos y 22 segundos.[48] Para la tercera edición, la distancia sufrió
modificaciones en función de que se incrementó la distancia a poco más de 6 000
metros, luego de que el comité organizador observara que los corredores daban
la vuelta al circuito de manera muy rápida.[49]
El
incrementar la distancia nos indica que se concebía el espacio público en un
espacio deportivo. Es decir, las calles de Tlaquepaque, sin importar lo
irregular que fueran, serían vistas como un espacio racional y codificado,
sometido a medición y a un control deliberado para que estuviera lo más
despejado posible de todo obstáculo y así permitir la búsqueda de los récords.[50] El atletismo
es un deporte que se basa en batir récords, el récord es un valor cuantitativo
que numéricamente representa el desempeño de un atleta y que, al compararlo con
los récords de otros atletas, permite establecer cuál es el lugar del
deportista no solo en la competencia celebrada, sino en la historia, pues el
récord, a decir de John Bale (2004), pone en el mismo plano a los atletas
novatos “con el campeón de todos los tiempos”.[51]
Un aspecto
que ha consolidado a la carrera de las Crucitas y que le ha dado prestigio, es
que desde su surgimiento se ha caracterizado por ser un evento en donde han
participado los mejores atletas de la localidad y en el que reiteradamente se
ha roto el récord del evento. Estos dos aspectos han permitido que la carrera
de las Crucitas se estableciera en el gusto del público y de los atletas; sin
embargo, todavía resultaba necesario asegurar la continuidad del evento, pues
no podía ser dependiente de los apoyos de los vecinos.[52]
Fue
gracias a que la carrera lograba convocar y reunir una gran cantidad de
personas – en sus inicios la prensa habla de más de 3 000 de asistentes
entre aficionados y corredores – que el comité municipal del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) en conjunto con la regiduría de deportes comenzaron a
hacerse cargo de la organización y financiamiento de la carrera. Esto no era
nada nuevo, por el contrario, era la norma, pues otras actividades y
agrupaciones, como el gremio de los artesanos, estaba vinculado al partido
oficial por medio de alguna organización – como la Confederación Nacional
de Organizaciones Populares o la Confederación Revolucionaria de Obreros y
Campesinos – que, a cambio de votos y asistencia a mítines y desfiles,
ofrecían intermediación para facilitar trámites y gestionar permisos y apoyos
económicos.[53]
Para
1981 se convocó por primera vez a la categoría femenil. Las mujeres corrieron
un tercio de lo que corrían los varones – poco más de 3 kilómetros –
y resultó vencedora Irma Núñez, con marca de 12 minutos y 34 segundos.[54] La inclusión
de las mujeres representa un gran cambio de paradigma, pues, aunque desde 1924
participaban en concursos de pista y campo, las carreras de ruta seguían
estando vedadas para ellas, porque se pensaba que no eran capaces de realizar
esfuerzos físicos intensos y prolongados.[55]
Históricamente,
el cuerpo femenino ha estado bajo un escrutinio moral que ha condicionado su
socialización en público. La socialización es el mecanismo que permite a los
individuos aprender las normas y los valores de la sociedad. En ese sentido,
las mujeres fueron instruidas para mantener un rol más pasivo en público por su
condición de género.[56] En el atletismo, la hegemonía masculina mantuvo esta
actividad deportiva como un coto exclusivo para varones, donde por mucho tiempo
se negaba por completo la inclusión y participación de la mujer. Sin embargo,
esa situación fue modificándose paulatinamente y la mujer comenzó a tener un
rol más participativo y en ese sentido, la carrera de las Crucitas fue pionera,
ya que fue la primera de las carreras más importantes y antiguas celebradas en
Jalisco, en incluir la categoría femenil.[57]
La carrera de
las Crucitas: su expansión y su consolidación
Para el año de 1985,
la carrera de las Crucitas estaba por alcanzar sus primeros 15 años de
existencia, a pesar de todas las dificultades, principalmente de la constante
necesidad de recursos para organizarla, pues es pertinente señalar que las
primeras ediciones del evento no fueron rentables, ya que el costo de la
inscripción era simbólica o gratis, además, la afluencia de corredores
difícilmente lograba alcanzar o sobrepasar los 100 competidores.[58]
Sin
embargo, a partir de 1985, la carrera logró consolidarse, en primer lugar,
porque la participación fue incrementándose año con año. La constante demanda
por los números de participación obligó al comité organizador a abrir nuevas
categorías. En efecto, en la decimoquinta edición del evento, el comité
organizador convocó a cuatro categorías: libres, veteranos (mayores de 40 años),
femenil y juvenil (hasta 14 años).[59]
Otro
aspecto que revela que la carrera se había consolidado, es que se comenzó a
premiar a los ganadores con dinero en efectivo.[60] Finalmente, la
carrera se consolidó porque en 1989 comenzaron a participar en ella corredores
de otros estados del país, principalmente del vecino estado de Michoacán,
quienes lograron tener presencia en el atletismo local en 1986, cuando vinieron
a participar en la segunda edición del Maratón de Guadalajara.[61]
Debido a que en Michoacán no
había carreras de maratón, para muchos atletas la única posibilidad de competir
en esa distancia era viajar a Guadalajara. La posibilidad de competir en una maratón
justificaba los costos del viaje, pero pagar viáticos para competir en una
carrera de barrio, de 10 000 metros, solo se entiende y se justifica porque tal
carrera debía ser una de las mejores, no solo de Jalisco, sino de la región
occidente.[62]
En
efecto, para 1985 era sabido que la carrera de las Crucitas era uno de los
eventos atléticos más reconocidos de Jalisco y donde se daban cita los mejores
atletas de la localidad. El prestigio adquirido a lo largo de 15 años se había
difundido a los estados vecinos, despertando el interés en más de un corredor para
venir a probar suerte y medir sus capacidades con los jaliscienses Pedro Lara,
Eduardo Blake o Audón Hernández, quienes también comenzaban a labrarse un nombre
en el nivel nacional.[63]
Fue
en 1989 cuando por primera vez un atleta no jalisciense logró vencer en la
carrera de las Crucitas. En esa ocasión, el mexiquense Benedicto Núñez consiguió
hacerse con el triunfo con un tiempo de 30 minutos y 56 segundos. Mientras que
en las damas la victoria fue para la jalisciense Claudia Venegas con 24 minutos
y 53 segundos.[64] Un año después, el michoacano Carlos Bautista fue el
ganador de la categoría varonil, logrando establecer una nueva marca.[65]
La carrera de
las Crucitas: la internacionalización
En la década de
los noventa la carrera de las Crucitas siguió progresando e ingresó en una
nueva etapa. En esta tercera etapa, la carrera se convirtió en un evento de
alcance internacional, pues ya no solo atrae a corredores de otros estados,
sino también a atletas extranjeros que vinieron a enriquecer deportivamente el
escenario atlético de Jalisco y de México; se convirtieron en el rival a
vencer.
Por
otra parte, en lo administrativo, la carrera de las Crucitas se desmarca de
manera definitiva de las personas y los grupos que estaban vinculados a algún
partido político y que se hacían cargo o participaban en la organización de la
carrera. Esto tampoco fue un caso aislado, sino que fue parte de una
reestructuración política que vivió el estado de Jalisco, pero principalmente
el ACG.[66]
Fue
en la década de los noventa cuando algunas organizaciones de artesanos
tlaquepaquenses buscaban afanosamente dejar de pertenecer al partido oficial,
para ello formaron nuevas asociaciones y agrupaciones gremiales y, además, apoyaron
a los candidatos de otros partidos en la contienda electoral de 1994. El
triunfo de la oposición reconfiguró la repartición de recursos, pues los nuevos
gobiernos denegaron otorgar dinero a las personas y organizaciones vinculadas al
otrora partido oficialista (Mariscal, 2010, pp. 253, 254).
Estas
nuevas disposiciones pudieron afectar la organización y desarrollo del evento,
pero afortunadamente, el gobierno municipal por conducto de Fomento Deportivo y
junto con la Asociación de Atletismo del Estado de Jalisco, se encargaron de
arropar la carrera y lograron asegurar su continuidad y permanencia, no solo
con la aportación de recursos económicos, sino también con la gestión de
trámites y la suma de voluntarios.[67]
Como
se dijo anteriormente, la carrera ingresó a una nueva etapa, pues a partir de
2004, hicieron acto de aparición los atletas extranjeros – principalmente
keniatas – pero también se observó una significativa progresión del
desempeño atlético de los corredores jaliscienses y mexicanos, ya que en su currículo
deportivo varios de ellos ostentaban la participación y triunfos en eventos de
talla internacional.[68]
Este
exponencial crecimiento deportivo es producto de la Olimpiada Nacional, un
evento surgido en 1996 y cuyo objetivo principal era la de comprometer a los
gobiernos estatales con inversión directa para la formación de capital humano –
atletas y entrenadores – y el desarrollo de infraestructura deportiva de
primer nivel.[69] No pasó mucho
tiempo para que varios prospectos emanados de la Olimpiada Nacional hicieran
acto de presencia en la carrera de las Crucitas y dejaran su marca en los
registros históricos del evento.[70] Por ejemplo, Servando
Rubio, ganador de la carrera en 2005, se inició como corredor en su natal
Tapalpa, Jalisco, a los 16 años. Posteriormente, ingresó al programa de
Olimpiada Nacional en donde terminó de formarse como atleta, logrando
clasificarse para el campeonato mundial de cross country, en Saint
Etienne, Francia, en 2004.[71]
Por
otra parte, aunque el objetivo de la Olimpiada Nacional era formar nuevos
atletas, su implementación ha beneficiado a todos los deportistas del estado, puesto
que ha permitido que aquellos deportistas no surgidos de este programa, puedan hacer
uso de las instalaciones, tener asesoría de entrenadores e incluso apoyos
económicos. Ese es el caso de la jalisciense Laura Flores, quien se inició como
corredora en 1991 en los campos de fútbol de la colonia Constitución. Su
primera participación en las Crucitas fue en 1996, cuando logró la victoria con
marca de 36 minutos y 14 segundos. Laura Flores dice tener una gran estima por
la carrera de las Crucitas, debido a que ha sido trascendental en su carrera
deportiva y vida personal, porque en su consideración, fue el evento que le
hizo conocer sus capacidades, tener confianza en sí misma y a hacer frente a todo
lo adverso que pueda presentarse en una carrera y en la vida misma. Por esa
razón, siempre que le ha sido posible, busca regresar y participar nuevamente
en este tradicional evento.[72]
Aunque
Laura Flores ni Servando Rubio son atletas 100% profesionales, sus resultados
hacen notoria una especialización en su formación, preparación y entrenamiento.
Según Jean Marie Brohm (1982),
la especialización deportiva consiste en la racionalización de la producción
con el objetivo de masificar los resultados. “El deporte concibe al hombre como
una máquina animal en la que pueden dividirse los miembros y racionalizarlos
tecnológicamente de manera separada (carrera, salto, lanzamiento)” (pp. 107–8).
La especialización deportiva va en el mismo sentido que la división del
trabajo, donde algunos obreros son especialistas en una técnica en particular
del proceso de producción que le permite un mejor y más rápido desempeño
laboral.
Consideraciones finales: La carrera de las Crucitas,
una tradición de vanguardia
A lo largo de 50
años, la carrera de las Crucitas se ha posicionado como uno de los eventos
atléticos más importantes de Jalisco y de la región occidente del país, pero
también se ha constituido en una tradición de vanguardia, considerando que la
sociedad jalisciense comenzó a atribuirle un valor patrimonial a esta actividad
que presenta símbolos y características rituales y que ha mantenido cierta
continuidad y periodicidad histórica (Mariscal, 2010, pp. 74–76).
Dicho
de otro modo, la carrera de las Crucitas representa lo que Eric Hobsbawm (2002)
denomina como una “tradición inventada”. El acto de inventar una tradición es un criterio de selección
arbitrario de símbolos, prácticas e historias que son utilizados en conjunto
para legitimar o establecer comunidades reales o artificiales, instituciones o
relaciones de poder y con ello, reafirmar, reformar o reinterpretar la historia
y la experiencia presente para desplazar o sustituir los patrones y las
circunstancias que ya no satisfacen las necesidades de los individuos o que no
se ajustan a la realidad de los tiempos actuales.[73]
Administrativamente, la carrera
de las Crucitas no es el mismo evento que surgió como un número más adjunto a la
celebración religiosa hace 50 años, ya que se le han ido agregando o quitando
algunos patrones y porque su celebración implica una gran cantidad de recursos
económicos que solo podrían sufragar las autoridades municipales.[74] Además, su organización conlleva una
planificación de 12 meses en donde se involucran varias dependencias
públicas y asociaciones civiles, que antes, durante y después del evento,
realizan gestiones, despliegan a su personal y prestan sus materiales e
implementos.[75]
Deportivamente hablando, desde su
surgimiento, la carrera se ha ido transformado y al menos ha pasado por tres
etapas. En la primera, la carrera fue un evento eminentemente local y sobrevivió
a otros eventos que contaban con el apoyo de instituciones como la Cruz Roja,
gracias a que fue una de las primeras carreras atléticas en premiar hasta el
vigésimo lugar, una innovación que atrajo y motivó a los mejores corredores de
Jalisco a trasladarse hasta Tlaquepaque para participar en el evento.
En
su segunda etapa, la carrera nuevamente vuelve a innovar al ser la primera de
las carreras más antiguas y tradicionales en convocar a la categoría femenil.
De igual forma, la carrera de las Crucitas por su gran nivel competitivo se
convirtió en un referente del atletismo jalisciense y de la región occidente
del país, luego de que a mediados de la década de los ochenta comenzaran a
incursionar en el evento atletas de otros estados de la república.
En
la tercera etapa, los patrones más evidentes son la aparición de los atletas
extranjeros – principalmente keniatas – y el surgimiento de los
prospectos formados en el proyecto de Olimpiada Nacional, que a pesar de no ser
atletas 100% profesionales, hacen evidente un profundo progreso del deporte
jalisciense, pues estos atletas no se conforman con participar en carreras de
barrio o eventos de escala nacional, sino que aspiran a participar y ser
referentes en eventos internacionales.
Finalmente,
la carrera de las Crucitas hoy en día es uno de los eventos con mayor prestigio
entre los runners – expertos y novatos. Se ha vuelto un referente
identitario y una tradición de la que todos quieren ser parte, por lo que se ha
convertido en una de las carreras preferidas y concurridas del calendario running
jalisciense. La gran demanda por las inscripciones del evento hace que los
números disponibles se agoten desde muchos días antes de dar inicio al evento,
sobre todo desde que el comité organizador resolviera ofertar en paquete las
inscripciones para el serial de carreras.[76] Estos, como otros tantos patrones que de manera
breve hemos explicado, son los elementos construidos que permitieron a la
carrera prevalecer y constituirse como una tradición de vanguardia, a pesar de
los múltiples cambios que el contexto social ha experimentado en los últimos 50
años.
Archivos
Archivo Municipal de Tlaquepaque (AMT), Jalisco, México.
Legajo. IV. expediente. 26, 27 de junio 1970.
Hemerografía
Aquí
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[1] A decir de la
prensa, desde las 5:00 de la mañana las estaciones del metro estuvieron
abarrotadas de corredores que buscaban llegar a Ciudad Universitaria para tomar
la salida del maratón. En 2018, hubo 38 000 inscritos al maratón de la CDMX;
sin embargo, para la edición 2021, se limitó el cupo a 20 000 para evitar los
contagios de COVID-19. En esta edición, la inscripción tuvo un costo de 650
pesos para los atletas nacionales y 80 dólares para los extranjeros. A. Basilio, (2021, 23 noviembre),
“Ponen límite al maratón CDMX”, Reforma: https://www.reforma.com/ponen-limite-al-maraton-cdmx/ar2301920?referer=--7d616165662f3a3a6262623b727a7a7279703b767a783a--.
[2] La CDMX, Coahuila, Nuevo
León y Jalisco, son los estados en donde más carreras se realizan al año. Las
carreras de ruta representan un lucrativo negocio, principalmente para los
comercios relacionados con el turismo, como hoteles y restaurantes. R. Delgado,
(2016, 30 enero), “Industria del running acelera el paso en México”, El
Economista: https://www.eleconomista.com.mx/politica/Industria-del-running-acelera-el-paso-en-Mexico-20160130-0019.html
[3] Organizar una carrera
atlética tiene un costo promedio de 250 000 pesos a 1 500 000 pesos,
dependiendo del número de participantes y la distancia a recorrer. Para el
organizador, el kit del corredor (refrigerio, número, playera y medalla), tiene
un costo promedio de 300 pesos por persona. Asimismo, se estima que un corredor
gasta hasta 10 000 pesos al año en inscripciones, ropa y calzado. S. Castañeda,
(2020, 2 marzo) “Industria del running, una carrera de 35 mil mdp en México”, Alto
Nivel: https://www.altonivel.com.mx/la-revista/industria-del-running-una-carrera-de-35-mil-mdp-en-mexico/; R. Latorre, (2016, 1
febrero), “¿Cuánto dinero genera el ‘running’ en México?”, Merca2.0: https://www.merca20.com/cuanto-dinero-genera-el-running-en-mexico/; Y. Ordaz, (2014, 29
noviembre), “Organizar carreras o maratones se volvió negocio en 10 años”, Milenio:
https://www.milenio.com/negocios/organizar-carreras-maratones-volvio-negocio-10-anos.
[4] Se considera que 60% de los
corredores tiene entre 25 y 35 años y una preferencia por las carreras de 5 y
10 kilómetros. De ellos, 55% son varones mientras que 45% mujeres. En la
actualidad existen tres tipos de carreras de ruta: las tradicionales (carreras
que tienen más de 20 años); con causa (las que recaudan fondos para favorecer a
alguna asociación o grupo), y temáticas (todo gira en torno a una marca o
personaje). A. Alcántara, (2017, 6 noviembre), “Mientras tú corres, ellos ganan
con las carreras”, El Financiero: https://www.elfinanciero.com.mx/empresas/mientras-tu-corres-ellos-ganan-con-las-carreras; R. Latorre, (2016, 1
febrero), “¿Cuánto dinero genera el ‘running’ en México?”, Merca2.0: https://www.merca20.com/cuanto-dinero-genera-el-running-en-mexico/; N. Meza, (2020, 21
febrero), “Running, negocio a toda prisa en México”, Reporte Índigo: https://www.reporteindigo.com/indigonomics/running-negocio-a-toda-prisa-en-mexico-comunidad-marcas-gadgets-vida/; Y. Ordaz, (2014, 29
noviembre), “Organizar carreras o maratones se volvió negocio en 10 años”, Milenio:
https://www.milenio.com/negocios/organizar-carreras-maratones-volvio-negocio-10-anos.
[5] En nuestro
país sigue sin constituirse el campo de la historia de los deportes, debido a
que estas actividades mantienen un estatus marginal, ya que no se suele
impartir cursos de historia del deporte en las universidades, los congresos y
conferencias son esporádicos y siguen siendo muy pocos los trabajos publicados
en las principales revistas académicas. A la fecha, quienes más han
desarrollado el estudio histórico de los deportes son los periodistas,
escritores y exdeportistas, aunque bajo el formato de crónicas deportivas,
textos que se enfocan en narrar anécdotas o los resultados de los campeonatos
(Alabarces, 1998, pp. 74–86; 2009, pp. 1–11; 2015, pp. 11-28; Elias
y Dunning, 1996, p. 11; Ramírez, 2011, pp. 153–81).
[6] A
decir de Andrés Fábregas, en nuestro país el análisis académico de los deportes
apenas se está iniciando, ya que todavía no existe un pleno reconocimiento de
las “consecuencias sociales y culturales” de los deportes. Por otra parte, el
mismo Fábregas nos dice que en el caso específico del fútbol en Jalisco,
permite la construcción de identidades porque los partidos “proveen un ámbito
de integración que permite la continuidad cultural y la permanencia de lo
jalisciense en particular y lo mexicano en general” y el caso más ilustrativo
es el del equipo “Chivas Rayadas”, que por el hecho de alinear a puros
futbolistas nacionales, se le considera como un símbolo cultural de lo mexicano
en comparación con los demás equipos que suelen alinear a la mayor cantidad de
futbolistas extranjeros que el reglamento les permite (Fábregas, 2005, pp. 39–43;
2010, pp. 31–67).
[7] En la década de los años
ochenta, William Beezley inició los estudios académicos del deporte en México,
señalando que la prosperidad del régimen porfirista dio lugar a la adopción de
las prácticas y actividades extranjeras, entre ellas los deportes. A este
fenómeno Beezley lo denomina como “persuasión porfiriana”, el cual se ha
convertido en un referente para otros académicos. De igual forma, dentro de la
literatura deportiva encontramos algunos autores como Gabriel Angelotti (2011),
Kieth Brewster (2005, 2009) o Miguel Lisbona (2006), quienes incorrectamente
señalan que el gobierno mexicano fue el principal promotor de las actividades
deportivas durante el periodo posrevolucionario; sin embargo, el gobierno no
promovía los deportes, sino la educación física por medio de la gimnasia, la
cual todavía no adquiría el estatus de deporte, sino que era una actividad
emanada de varios movimientos nacionalistas en Alemania, Suecia y Francia, a
mediados del siglo XIX, que abrigaban tanto ideas políticas como propuestas
pedagógicas. Dicho de otro modo, mientras los deportes se enfocan en la
búsqueda de los récords, la educación física buscaba inculcar en la población
hábitos saludables y valores morales mediante el movimiento, además de
disciplinar, corregir y eliminar las prácticas y conductas nocivas y
perjudiciales. Los gobiernos posrevolucionarios se interesaron en difundir la
gimnasia porque reconocidos pensadores como Rousseau, Spencer y Pestalozzi la
respaldaban y porque se aseguraba que la gimnasia era capaz de modificar los
hábitos y el comportamiento de los individuos (Beezley, 1983, pp. 265–75;
1987, pp. 14–48; Esparza, 2017, pp. 142–45; 2019, pp. 1075–78;
Matute, 2021, pp. 14–35).
[8] Por ejemplo,
en Brasil, el análisis del fútbol ha mostrado que por algunos momentos este
deporte ha logrado la igualdad entre las clases y las razas, además de
minimizar y paliar los principales conflictos políticos y sociales (Lever,
1985, pp. 9–117; Macías, 2009, pp. 1–16; Riess, 1990, pp. 311–25).
[9] En la antigua
Grecia, el ejercicio físico tenía una connotación religiosa y militar (Esparza,
2010, p. 5).
[10] La violencia y
los desmandes provocados por la ingesta de alcohol hicieron necesario que los
pasatiempos tradicionales se sometieran a una estricta regulación. Esta
constante regulación es lo que Elias denomina proceso de “deportivización”. Los
deportes al regularse presentan como características principales la igualdad de
condiciones, la especialización, la cuantificación, la estandarización, la burocratización
y la búsqueda de los récords (Elias y Dunning, 1996, p. 21; Guttmann, 1980, pp.
15–54).
[11] El atletismo
llegó a Estados Unidos como parte del proceso expansionista llevado a cabo por
Reino Unido y rápidamente se desarrolló en ciudades como Nueva York, gracias al
crecimiento urbano y al desarrollo industrial (Adelman, 1980, pp. 104–34;
Riess, 1989, p. 13, 14).
[12] Los juegos patrióticos
fueron los eventos atléticos más populares en Estados Unidos desde el último
cuarto del siglo XIX y hasta 1925 (Esparza, 2016, pp. 206–10; Pope, 1997, pp. 101–17).
[13] Los deportes
fueron introducidos a México durante el porfiriato, gracias a las reformas políticas
y comerciales que realizó Porfirio Díaz y que permitieron el progreso del país.
Fue esa sensación de progreso lo que propició que la sociedad mexicana
comenzara a adoptar las prácticas extranjeras, fenómeno que Beezley denomina
como “persuasión porfiriana” consistente en “la sensación de compartir las
mismas actividades y estilos de la burguesía internacional” (1987, p. 14).
[14] El programa de
competencias comprendía pruebas de salto de longitud y altura y carreras planas.
“The fourth of July”, (1892, 22 junio), Daily Anglo-American, p. 3.
[15] Para los
estadounidenses, por su diversidad de clases y razas, fue necesario vincularse
a instituciones (e.g., clubes) y rituales (e.g., fiestas cívicas y deportes)
para reforzar su identidad nacional (Schell, 2001, pp. IX–18).
[16] Los
estadounidenses tenían contacto con la sociedad mexicana por medio de redes
comerciales y amistad, también convivían en la escuela, los clubes, los
festejos cívicos y los deportes (Schell, 2001, pp. IX, X).
[17] A decir de la
prensa, la participación de la sociedad mexicana en los juegos patrióticos del 4
de julio fue considerado un símbolo inequívoco de la fraternidad existente
entre las dos “Repúblicas hermanas’. “El 4 de julio”, (1905, 5 julio), El
Imparcial, p. 1; “La Independencia de los Estados Unidos”, (1902, 5 julio),
El Imparcial, p. 1; “The
glorious Fourth of July grandly celebrated in Mexico”, (1902, 5 julio), Mexican
Herald, p. 2.
[18] La adopción
del atletismo en México bajo el formato de juegos patrióticos representa lo que
François Xavier Guerra (1980, pp. 376–43) denomina como “mutación
cultural” y que consiste en la paulatina transformación del comportamiento, las
ideas y los valores de los individuos a partir del contacto cercano con los
extranjeros y la imitación de sus prácticas. Por otra parte, en la actualidad,
el Maratón Independencia, La Carrera de las Antorchas, La Carrera de las
Fiestas Patrias y la Carrera de la Independencia, son eventos atléticos
organizados para celebrar la Independencia Nacional. (Guerra, 1980, pp.
376–443).
[19] Este primer
evento atlético fue más una verbena popular que una competencia deportiva,
debido a que los concursos atléticos carecieron por completo de las
características de la racionalidad deportiva – estandarización, búsqueda
de los récords, etc. “Popular sports”, (1897, 16 septiembre), Mexican Herald,
p. 1.
[20] Como parte de
las fiestas patrias, en 1907, se organizó en Mixcoac una competencia atlética
de 10 pruebas, principalmente carreras planas. “Athletes invited
to take part in Mixcoac games”, (1907, 5 septiembre), Mexican Herald, p.
9; “Mixcoac celebration”, (1907, 17 septiembre), Mexican Herald, p. 9.
[21] En los
concursos atléticos organizados por los estadounidenses prevalecían las pruebas
de velocidad sobre las de fondo.
“Curse along Paseo”, (1908, 3 abril), Mexican Herald, p. 7; “Mosser and Cassell
stars at Fourth of July sports”, (1908, 5
julio), Mexican Herlad, p. 7; “Program is changed”, (1908, 26
noviembre), Mexican Herlad, p. 7; “Reforma field sports prove a big
success”, (1907, 13 diciembre), Mexican Herald, p. 2.
[22] A decir del Mexican
Herald, la población mexicana era muy resistente y esta característica
resultaba idónea para las carreras de larga distancia. “Athletic events
specially successful”, (1907, 5 julio), Mexican Herald, p. 9; “Swift
runners”, (1901, 22 julio), Mexican Herald, p. 7.
[23]
“Athletic events specially successful”, (1907, 5 julio), Mexican Herald,
p. 9; “Fourth of July sports were Good”, (1907, 5 julio), Mexican Herald,
p. 5.
[24] El objetivo de
organizar una carrera de maratón fue para demostrar que el mexicano racialmente
no era menos que otros individuos, sino que era capaz de competir y vencer a
los representantes de sociedades consideradas como superiores. El vencedor de
este maratón fue Juan Díaz con tres horas y cinco minutos. “De cuarenta
kilómetros a pie fue la carrera del maratón mexicano”, (1910, 28 noviembre). El
Imparcial, p. 1, 5.
[25] Jalisco Libre, (1904,
5 julio), p. 3.
[26] Jalisco Libre, (1904,
10 septiembre), p. 1.
[27] Según la
prensa, la gente estaba poco compenetrada con las reglas del atletismo, por esa
razón se publicaron en los diarios. Los requisitos para poder participar eran
dos: ser mexicano y radicar de manera permanente en Guadalajara. “Carreras que
se verificarán el 25 de septiembre 1910”, (1910, 9 septiembre), La Gaceta de
Guadalajara, p. 1; “Fiestas del Centenario”, (1910, 15 septiembre), La
Gaceta de Guadalajara, p. 1; “Juegos Atléticos”, (1910, 22 septiembre), El
Correo de Jalisco, p. 1; “La próxima fiesta en la West End”, (1910, 21
septiembre), El Regional, p. 4.
[28] Durante la
primera mitad del siglo XX, los juegos patrióticos se habían posicionado como
uno de los números principales de las fiestas patrias en Jalisco. Estos
concursos se celebraban en espacios públicos como la Alameda y espacios
privados como el Hipódromo el Rosario y el Country Club. “Los juegos atléticos
olímpicos”, (1920, 24 mayo), El Informador, p. 2; “Mañana se efectuará
un encuentro atlético en el Paradero”, (1929, 19 octubre), El Informador,
p. 4; “Por las demarcaciones”, (1918, 14 septiembre), El Informador, p.
3.
[29] A partir de
1930 se incrementó el número de eventos atléticos celebrados al año. También se
observó una mejor organización, mejores marcas y un mayor número de atletas
(Esparza, 2009, pp. 233–35).
[30] Las pruebas de
resistencia en espacios cerrados eran los números menos interesantes de los
concursos atléticos porque eran pocos los participantes y porque era tedioso
observar a los atletas dar tantas vueltas en una cancha de fútbol. “El equipo
Universidad obtuvo el campeonato de atletismo efectuado ayer”, (1932, 30 mayo),
El Informador, p. 1.
[31] “Interesantes
eventos deportivos tuvieron lugar en la Calzada”, (1934, 9 julio), El
Informador, p. 2.
[32] Por comunidad
deportiva se debe entender al grupo social que está interesado por un deporte
en concreto y que cubre alguno de los tres puntos que conforman un evento
deportivo, ya sea como organizadores, practicantes o espectadores (Esparza,
2009, pp. 251–58).
[33] “Hoy principian
los eventos deportivos organizados por el Forbec”, (1931, 1 noviembre), El
Informador, p. 4.
[34] “Fue interesante
la carrera del voceador el sábado pasado”, (1937, 3 marzo), El Informador,
p. 3; “Programa que desarrollará para hoy el subcomité municipal número 12”, (1933,
20 noviembre), El Informador, p. 5.
[35] “Interesantes
eventos deportivos tuvieron lugar en la Calzada”, (1934, 9 julio), El
Informador, p. 2.
[36] Como parte de
las fiestas de San Pedro, Tlaquepaque, las autoridades municipales organizaron
una carrera pedestre que tendría como salida y meta el palacio municipal. Archivo Municipal de
Tlaquepaque (AMT), Leg. IV, exp. 26, 27 de junio 1970.
[37] Véase también “José Torres volvió a ganar otra carrera pedestre en
Tlaquepaque”, (1971, 4 mayo), El Informador, p. 7.
[38] Los cuatro barrios son: Santa María, Santo Santiago, San Francisco y
San Juan. La fiesta consiste en visitar (caminando o de rodillas) las capillas
que existen en cada barrio donde se custodia una cruz que es venerada por los
vecinos, quienes a lo largo de nueve días, organizan y dedican rosarios y
misas, además de ofrendar flores, veladoras, fuegos pirotécnicos y otros tantos
actos de devoción. Luego de los actos religiosos, los vecinos continúan
celebrando hasta altas horas de la noche con música, comida y bebida (Casas,
1996, pp. 10–18). Véase también “Festejos por doquier en el día de la
Santa Cruz”, (1997, 5 mayo), El Informador, p. 5; A. Martínez, (1998, 3
mayo), “La fiesta litúrgica y popular de la Santa Cruz”, El Informador,
p. 15.
[39] Con la
conurbación, la población se incrementó 10 veces en 30 años. Asimismo, la
mancha urbana creció hasta cubrir una superficie total de 13 000 hectáreas
(Camberos, 1993, pp. 19–35; Mariscal, 2010, pp.
142–48; Núñez, 1998, pp. 52–62).
[40] Antes de 1950,
Tlaquepaque era un lugar de descanso y veraneo para las familias adineradas de
Guadalajara y estaba dedicado a la agricultura y a la cerámica, pero con la
expansión de la mancha urbana, se quedó sin tierras y se volvió dependiente de
la alfarería (Mariscal, 2010, pp. 107–48).
[41] Según Dunning
(1999, p. 15), los individuos que migran se dispersan o viven en grandes
ciudades, pueden caer en “la soledad de la multitud”, aspecto que hace
necesario la búsqueda de foros sociales en donde reforzar su identidad o construirse
una nueva. La identidad es un producto derivado de “relaciones históricamente
situadas”. Por otra parte, el barrio no solo es un espacio, es también una
forma de analizar las estructuras grupales de un espacio dado, mediante la
diferenciación de sus rasgos más distintivos como parroquias, gremios
artesanales, o fiestas patrias o religiosas, que los hacen únicos en
comparación con otros (Ruano, 2006, pp. 34–46; Solís, 1993, pp.
35–43).
[42] El culto a la Santa Cruz
fue introducido a México por los misioneros españoles en el siglo XVI, quienes
al lugar donde llegaban instalaban una cruz en los cerros aledaños y en los
límites de las poblaciones que fundaban, para mantener el mal afuera y como una
señal de que Cristo había llegado a evangelizar. En lo referente a la
celebración de las Crucitas, se sabe que desde el siglo XIX se lleva a cabo;
sin embargo, no se sabe cuándo surgió y cómo se celebraba. Es de suponer que se
realizaba una procesión por todas las cruces que en ese momento se encontraban
en los límites del pueblo, pero a medida que Tlaquepaque fue creciendo,
quedaron ubicadas en el centro del municipio. La fiesta de las Crucitas es una
fiesta local, producto del catolicismo popular; es decir, la fiesta fue una
creación de los vecinos de los cuatro barrios – no de la Iglesia –
quienes establecieron una particular forma de celebrar a la Santa Cruz y a la
que le fueron integrando algunos elementos hasta conformar un programa de
eventos sujeto a horarios que con el paso del tiempo y a fuerza de reiterarse,
se ha constituido en un festejo católico oficial y en una tradición popular (Casas, 1996, pp. 10–18; Ruano, 2006, pp. 34–46). Véase también “Festejos por doquier en el día de la Santa Cruz”, (1997,
5 mayo), El Informador, p. 5; “Fiesta de la Santa Cruz en el museo de
Guadalajara”, (1986, 3 mayo), El Informador, p. 2; A. Martínez, (1998, 3
mayo), “La fiesta litúrgica y popular de la Santa Cruz”, El Informador, p.
15.
[43] Cabe señalar que la carrera
no tiene un origen religioso, sino que su fundador, el profesor Antonio Galán
ha vivido gran parte de su vida en el barrio de Santa María, en la calle de
Santos Degollado, por donde transitan los penitentes que visitan la cruz dedicada
a Santa María. A lo largo de su vida el profesor Galán se ha desempeñado como
atleta, entrenador, juez y funcionario público. Fue su trayectoria deportiva y
el vivir de cerca la fiesta de las Crucitas, lo que le dio la idea de organizar
la carrera. Por otra parte, se debe tener presente que una procesión o una
danza son formas de vivir la experiencia religiosa y una manera de reforzar los
lazos identitarios, ya que en ambas se ofrenda el esfuerzo físico y el
cansancio corporal para pedir perdón o agradecer un favor (De la Torre, 2005, pp. 6–18; Comunicación personal con Antonio
Galán, 7 de mayo de 2020).
[44] Véase también “José Torres volvió a ganar otra carrera pedestre en
Tlaquepaque”, (1971, 4 mayo), El Informador, p. 7. El solicitar permiso
a los mayordomos para celebrar la carrera, es indicativo de que había una
apropiación y control del espacio público. El espacio público, no es solo un
lugar de opinión o de encuentro, sino también un espacio de conflicto en donde
los individuos se disputan el control del espacio urbano. Al respecto, Foucault
(2006, p. 27) menciona que el dominio del espacio representa el primer elemento
del ejercicio del poder, porque permite controlar las actividades que en él se
realizan al imponerles reglamentos y horarios (Foucault, 2006 p. 27; Markula-Denison
y Pringle, 2006, p. 76.
[45] Por esa razón, la carrera
fue programada para correrse a las 5:00 de la tarde, ya que era el único
horario disponible, pues por la mañana se llevaban a cabo varias actividades
religiosas, como procesiones y rosarios, mientras que por la noche los vecinos
organizaban convivios y fiestas (Comunicación personal con
Antonio Galán, 7 de mayo de 2020). Véase también “El Vanguardia convoca a su
carrera pedestre”, (1972, 2 mayo), El Informador, p. 14; “José Torres
volvió a ganar otra carrera pedestre en Tlaquepaque”, (1971, 4 mayo), El
Informador, p. 7.
[46] Roberto Neri
contribuyó económicamente para comprar las medallas, mientras que el mayordomo
León Labrador prestó su camioneta para que sirviera de templete durante la
premiación. Por otra parte, se sabe que desde el porfiriato las personas
adineradas buscaban ser patronos de las fiestas patrias y religiosas aportando
dinero para su realización y con ello hacer evidente su influencia social,
política y económica (Casas,
1996, p. 34, 35; Beezley, 1994, pp. 173–87; Comunicación personal con
Antonio Galán, 7 de mayo de 2020).
[47] En este
periodo, la participación en las carreras atléticas era eminentemente local y
principalmente se llevaba a cabo en la zona centro de Guadalajara, pues por la
lejanía y dificultad para el traslado, no todos querían correr en otro municipio.
En ese entonces, solo se premiaba a los tres primeros lugares (Comunicación
personal con Antonio
Galán, 7 de mayo de 2020; ; Comunicación personal con Feliciano Hernández,
13 de
mayo de 2020). Véase también “José
Torres volvió a ganar otra carrera pedestre en Tlaquepaque”, (1971, 4 mayo), El Informador, p. 7.
[48] En la primera edición no hubo participación femenina no porque no
hubiera mujeres corredoras, sino que el comité organizador decidió no abrir
convocatoria para ellas. El punto de salida y meta estuvo localizado frente a
la capilla de Santa María – Santos Degollado y Francisco de Miranda (Comunicación
personal con Antonio Galán, 7 de mayo de 2020). Véase también “El Vanguardia
convoca a su carrera pedestre”, (1972, 2 mayo), El Informador, p. 14.
[49] La segunda edición del evento fue ganada nuevamente por José Torres
con tiempo de 10 minutos y 12 segundos (Casas, 1996, p. 38). Véase también “Carrera
pedestre organizada en el club Vanguardia”, (1974, 3 mayo), El Informador,
p. 1.
[50] La calle como
espacio de interacción permite a los individuos apropiárselo y resignificarlo
para utilizarlo según sus necesidades. En el caso de las Crucitas, las calles
tenían dos usos: como espacio religioso y pista atlética. La pista atlética
permite la comprensión del tiempo en el espacio: en cuánto se corre cierta
distancia, precepto que define lo que es correr como deporte (Bale, 2004, pp.
21–39; Pérez, 2007, pp. 23–40).
[51] Según Jean
Marie Brohm (1982, p. 91), fue la noción del récord lo que permitió al
atletismo crecer y expandirse porque el récord es un valor cuantitativo que
perdura y trasciende, ya que se mantiene vigente luego del retiro del
deportista.
[52] Para la octava
edición, de nueva cuenta el comité organizador resolvió incrementar la
distancia de la carrera a tres vueltas al circuito – poco más de 10 000
metros. “Carrera de las crucitas para
mañana”, (1979, 2, mayo), El Informador, p. 1; “Se hará hoy la carrera
pedestre en Tlaquepaque”, (1981, 3 mayo), El Informador, p. 2.
[53] En 1982 los
candidatos del PRI por el distrito XVIII, hicieron acto de presencia en la
carrera de las Crucitas y se encargaron de premiar a los vencedores (Mariscal,
2010, pp. 247–52). Véase también “Estimulo y apoyo a los deportistas de
Tlaquepaque”, (1982, 5 mayo). El Informador, p. 15.
[54] “Promueven el
deporte con los alfareros”, (1981, 5 mayo), El Informador, p. 7.
[55] En 1896 cuando
Pierre de Coubertin restauró las Olimpiadas, prohibió la participación femenil
porque se consideraba que la práctica deportiva afectaba la capacidad
reproductiva femenina (Aaseng, 2002, p. 46).
[56] El género es
una construcción social que organiza la vida diaria de los individuos según su
sexo (Hartmann-Tews y Pfister, 2003, pp. 6, 7).
[57] En Jalisco,
las mujeres comenzaron a practicar el atletismo en 1924. Por otra parte, la
carrera Zapopan-Guadalajara, en ese entonces la carrera más antigua de Jalisco,
tuvo participación femenina por primera vez en 1982. “Audón Hernández ganó la
prueba de atletismo”, (1982, 15 septiembre), El Informador, p. 14; “El
festival deportivo de las alumnas de la Escuela Normal y preparatoria hará
época en los anales deportivos de Guadalajara”, (1924, 5 agosto), El
Informador, p. 1, 6.
[58] Lo recaudado
por concepto de inscripciones se utilizaba para la compra de trofeos y
medallas. En 1979, la carrera reunió a poco más de 90 competidores (Comunicación
personal con Antonio Galán, 7 de mayo de 2020). “Audón Hernández triunfador de la competencia atlética”, (1979, 5
mayo), El Informador, p. 1, 2.
[59] La categoría
juvenil y la femenil correrían dos vueltas al circuito (poco más de 6 000
metros). A partir de 1989 la participación rebasó los 750 participantes. “Competencia
atlética en Tlaquepaque”, 1985, 3 mayo, p. 2). “Carrera pedestre”, (1989, 3
mayo), El Informador, p. 2; “Competencia atlética en Tlaquepaque”,
(1985, 3 mayo), El Informador, p. 2.
[60] En 1985 se
repartieron 187 000 pesos, premiando del primero al décimo en la categoría
libre y del primero al quinto en veteranos y femenil. “Competencia atlética en
Tlaquepaque”, (1985, 3 mayo), El Informador, p. 2.
[61] En 1987,
Filemón López, del Club Morelia, se proclamaba vencedor del Maratón Guadalajara.
“Filemón López ganó el Maratón Guadalajara”, (1987, 16 febrero), El Informador,
p. 1
[62] En ese
periodo, cada atleta se trasladaba a las carreras por sus medios y sufragaba
sus viáticos y gastos médicos. “Audón Hernández triunfador de la carrera de las
Crucitas”, (1980, 6 mayo), El Informador, p. 1.
[63] Además de las
Crucitas, Pedro Lara ganó el Medio Maratón Guadalajara en 1986; Eduardo Blake,
la primera edición del Maratón Guadalajara en 1985, y Audón Hernández tres
veces la carrera Zapopan-Guadalajara. “Audón Hernández de nuevo volvió a ser el
campeón”, (1981, 15 septiembre), El Informador, p. 1; “Audón Hernández
ganó la prueba de atletismo”, (1982, 15 septiembre), El Informador, p. 14;
El CAR promovió la larga distancia”, (2008, 1 septiembre), Aquí Atletismo,
p. 3, 4; “Hernández fue el triunfador de la carrera”, (1980, 15 septiembre), El
Informador, p. 1; “Resultó todo un éxito el Maratón Guadalajara”, (1986, 24
febrero), El Informador, p. 1, 3.
[64] Al igual que
en la categoría varonil, corredoras de otros estados comenzaron a tener
participación en la carrera de las Crucitas. “Ganadores de la carrera pedestre
las Crucitas”, (1989, 4 mayo), El Informador, p. 5.
[65] Bautista
cronometró 30 minutos y 44 segundos, rompiendo el récord anterior de Pedro
Lara. Actualmente, el récord varonil es de 29 minutos y 51 segundos y fue
impuesto en 1999 por el jalisciense Margarito Alonso, mientras que el femenil
data de 2011 y pertenece a la michoacana Daniela Alonso con 35 minutos y 48
segundos. Para la edición de 1990, las mujeres comenzaron a correr la misma
distancia que los hombres (tres vueltas al circuito). A. Arzápalo, (2011, 5
mayo), “Atletismo y algo más”, El Informador, p. 6; A. Arzápalo, (2012, 5
mayo), “Atletismo y algo más”, El Informador, p. 7; “Carlos Bautista
ganó la carrera de Las Crucitas”, (1990, 5 mayo), El Informador, p. 4.
[66] El 22 de abril
de 1992, en el barrio de Analco se suscitaron una serie de explosiones del
colector intermedio oriente que destruyeron cerca de 8 kilómetros, de calles.
Oficialmente se menciona que el ducto Salamanca-Guadalajara, tuvo una
filtración de gasolina que llegó hasta el colector en donde se acumuló una gran
cantidad de gases que detonaron a consecuencia del intenso calor. Este hecho,
en parte, propició la reestructuración política del Área Conurbada de
Guadalajara, porque a los ojos de la ciudadanía el responsable de la tragedia
fue el gobierno estatal que se negó a evacuar, así que en las elecciones de 1994
la sociedad jalisciense realizó un voto de castigo en contra del PRI. E.
Rivera, (2016, 22 abril), “Esconden muertes del 22 de abril”, Diario NTR
Guadalajara: https://www.ntrguadalajara.com/post.php?id_nota=36769; R. Torres,
(2017, 22 abril), “Guadalajara parecía zona de Guerra”, El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/articulo/estados/2017/04/22/la-manana-en-que-guadalajara-parecia-zona-de-guerra.
[67] La continuidad
de la carrera no siempre ha estado asegurada, pues durante la administración
municipal 2007–2009, algunas voces pusieron en duda su viabilidad y
pertinencia, argumentando que las inscripciones no lograban recuperar la
inversión realizada. En favor de la carrera se dijo que dicho evento atraía a
una gran cantidad de personas al municipio que dejaban una derrama económica superior
al costo de la carrera (Comunicación personal con Lilia Gaxiola, 2 de junio de
2020).
[68] Martín
Mondragón y Marcos Barreto, además de correr las Crucitas, también tienen
participación en las Olimpiadas de Seúl, 1988. A. Arzápalo, (2003, 5 mayo), “Atletismo
y algo más”, El Informador, p. 9; A. Arzápalo, (2004, 4 mayo), “Atletismo
y algo más”, El Informador, p. 7; “Benito Pastor ganó la carrera de los
barrios”, (1996, 4 mayo), El Informador, p. 6.
[69] En los
primeros cinco años de existencia de la Olimpiada Nacional, Jalisco destinó más
de 101 000 000 para la construcción y remodelación de infraestructura
deportiva. Por último, Jalisco ha repetido como campeón de la Olimpiada
Nacional en 20 ocasiones consecutivas, 2000–2019. “Fue el mejor año de
Jalisco: Andrade Garín”, (2006, 10 marzo), El Informador, p. 8; A. Soto,
(2017, 14 agosto). “Olimpiada Nacional, sus inicios, procesos y
¿desaparición?”, Referente: https://referente.mx/@Almer/olimpiada-nacional-sus-inicios-procesos-y-desaparicion; “Velan
armas”, (2018, 1 mayo), El Informador, p. 5.
[70] La Olimpiada
Nacional es el principal semillero para la formación de talentos deportivos.
Juan Luis Barrios, Ana Gabriela Guevara y Gaby Medina, son algunos de los
atletas surgidos de la Olimpiada Nacional. A. Soto,
(2017, 14 agosto). “Olimpiada Nacional, sus inicios, procesos y
¿desaparición?”, Referente: https://referente.mx/@Almer/olimpiada-nacional-sus-inicios-procesos-y-desaparicion.
[71] “La historia de
hoy: de Tapalpa a Beijing”, (2005, 13 mayo), El Informador, p. 6; “Las
Crucitas a Hidalgo y Tapalpa”, (2005, 4 mayo), El Informador, p. 5.
[72] Laura Flores
es la única atleta que ha ganado en seis ocasiones la carrera de las Crucitas: 1996,
1997, 1999, 2002, 2003 y 2006 (Comunicación personal con Laura Flores, 15 de octubre
de 2020). Véase también “La nostalgia la regresó para buscar la gloria”, (2006,
27 enero), El Informador, p. 6.
[73] Además de
establecerse como una tradición inventada, la carrera de las Crucitas se ha
desempeñado como un agente aglutinador y un foro para la construcción de
identidades, así como un mecanismo de movilización y participación pública, de
apropiación del espacio público y de desarrollo de nuevas comunidades y
dinámicas sociales y deportivas (Hobsbawm, 2002, pp. 7–22).
[74] En la
actualidad, la carrera de las Crucitas se considera un evento totalmente aparte
de la festividad religiosa que convoca y reúne a una mayor cantidad de
personas, más de 10 000 entre atletas y público asistente, a los cuales se les
ofrecen servicios médicos y seguridad (Comunicación personal con Argel Omar
Gómez, 9 de marzo de 2022).
[75] El director
del Comisión Municipal de Cultura Física y Deporte (Comude) Tlaquepaque, Argel
Omar Gómez, señala que el costo de la carrera de las Crucitas es de alrededor
de 300 000 pesos, esto porque mucho del personal involucrado en su organización
y celebración labora para el ayuntamiento, lo cual aminora los costos. En la
iniciativa privada se estima que el costo sería el doble. Por otra parte, el Comude
Tlaquepaque, Protección Civil y Bomberos, Secretaría de Vialidad y Transporte,
Asociación Jalisciense de Clubes Atléticos, Servicios Médicos Municipales, Aseo
Público, Policía Preventiva y Mantenimiento de vialidades y Pavimentos, son
algunas de las dependencias involucradas en la organización y celebración de la
carrera. (Comunicación personal con Argel Omar Gómez, 16 de octubre de 2020).
[76] El serial de
carreras lo componen la carrera de las Crucitas, el Medio Maratón Tlaquepaque y
la carrera de las Antorchas. Estos eventos tienen la finalidad de promover la
actividad física y la vida saludable. El paquete de inscripciones para las tres
carreras tiene un costo de 600 pesos, mientras que la inscripción individual
para cada carrera tiene un costo de 250 pesos (Comunicación personal con Argel
Omar Gómez, 16 de octubre de 2020).