El presente artículo explica el proceso disciplinario, profesional e ideológico que fundamentó la creación en 1938 de la carrera de Médico Rural (MR) en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Se parte de la premisa de que esta carrera surgió en un escenario de debates nacionales sobre el derecho a la salud, consagrado en la Constitución de 1917, y la urgente necesidad de formar médicos con orientación rural. Se explica cómo médicos, antropólogos y bacteriólogos de la ENCB desempeñaron un papel clave en la integración de esta carrera, ya que ellos estaban vinculados con las principales instituciones estatales de salud, organismos científicos y educativos, y organizaciones sociales - e.g., sindicatos -, que impulsaban una medicina con enfoque social y rural. También se discute cómo la carrera fue defendida por sus fundadores ante diversos sectores médicos en el Segundo Congreso Nacional de Higiene Rural, en noviembre de 1938. Finalmente, se concluye que dicha defensa permitió la consolidación de la carrera, que en 1944 se transformó en la Escuela Superior de Medicina Rural. Esta investigación se apoya en fuentes del Archivo Histórico del IPN, el Archivo General de la Nación, y fuentes hemerográficas.
This article explains the disciplinary, professional, and ideological process that led to the creation of the Rural Medicine (MR) program in 1938 at the National School of Biological Sciences (ENCB) of the National Polytechnic Institute (IPN). It is based on the premise that this program emerged in a scenario of national debates regarding the right to health, enshrined in the 1917 Constitution, and the urgent need to train physicians with a rural focus. I explain how doctors, anthropologists, and bacteriologists from the ENCB played a key role in the development of this program, as they were connected to major state health institutions, scientific and educational organizations, and social organizations - such as unions -, which promoted a medicine with a social and rural focus. I also discuss how the program was defended by its founders against various medical sectors at the Second National Congress on Rural Hygiene in November 1938. Finally, I conclude that this defense ensured the consolidation of the program, which in 1944 transformed into the Superior School of Rural Medicine. This research is supported by sources from the IPN Historical Archive, the National General Archive, and hemerographic sources.
- educación pública;
- educación superior;
- Instituto Politécnico Nacional;
- medicina;
- rural;
- salud.
- higher education;
- Instituto Politécnico Nacional;
- medicine;
- public education;
- rural;
- health.
Introducción y contexto
Actúa de tal manera que la pobreza, pero, sobre todo, la pobreza extrema, sea considerada como una falta moral, indigna de la humanidad.
La responsabilidad social de la salud.
Emilio de la Rosa.
En el Médico de aldea, obra escrita en 1855, Honorato de Balzac mostró la vida de los galenos rurales franceses y la tensión entre la modernidad y una sociedad de antiguo régimen. En esta novela, el autor de la Comedia Humana expresó que los avances intelectuales presumidos por la Revolución Francesa debían cifrarse en progresos sanitarios. Con este imperativo recreó los dilemas sociales de los médicos, a través de su personaje Benassis, para quien, si bien apelaba a honorarios dignos para los galenos, también expresó que si el paciente: “sois rico, pagaréis bien; si no, no quiero nada; el dinero que me entreguéis irá a las farmacias de Grenoble para pagar los medicamentos indispensables a los pobres del cantón” (Pruneda, 1950, p. 16).
En la Francia pos-napoleónica, se pasó de los dilemas médicos personales como el novelado por Balzac a reflexionar la ciencia médica como ciencia social y a considerar la salud de la sociedad como un problema que concierne al Estado de “proteger, y cuando esté en peligro, salvar la vida y salud de los ciudadanos” (Rosen, 1985, p.81). Junto a ello, iniciaron preocupaciones sobre las condiciones sociales de pobreza, hambre y miseria como factores fundamentales que tienen efecto en la salud y en la enfermedad de la población. Por tanto, se estableció que, si el Estado “tiene la obligación de proteger la salud de sus miembros, y si reconoce que las condiciones sociales y económicas tienen un efecto importante en la salud y en la enfermedad, entonces es lógico que se den los pasos conducentes a promover la salud y a combatir la enfermedad y que las medidas que se adopten sean tanto sociales como médicas” (Rosen, 1985, p.84). Entre dichas medidas, se encontró la formación de galenos y los debates respectivos sobre su perfil de formación. Desde París, estas ideas se extendieron a Inglaterra de la Revolución Industrial, Alemania, y Bélgica durante la segunda mitad del siglo XIX.
En el México decimonónico, hubo diversos debates sobre la Medicina y su práctica social. Un ejemplo lo presentaron los médicos positivistas: Gabino Barreda, Porfirio Parra, Nicolás León y Francisco Flores, autor de Historia de la Medicina desde la época de los indios hasta el presente (1888), quienes respaldaron la profesionalización de la medicina bajo la égida positivista y criticaron varios conocimientos curativos ancestrales (Ronzón, 2000, p. 291). Sin embargo, dicho movimiento positivista y profesionalita vino acompañado de la regularización control burocrático, pues se buscó también que el Estado fuera la instancia principal de expedición de títulos de médicos. En torno a ello, hubo debates importantes que enfrentaron a los promotores de la libertad para el ejercicio de la profesión médica frente a aquellos que desde el diario La Independencia Médica refirieron como imprescindible que la sociedad cambiara su mentalidad para que se fueran pidiendo los servicios de personas egresadas de las instituciones estatales, particularmente de la Escuela Nacional de Medicina (ENM).
Al finalizar el porfiriato y en vísperas de la Revolución Mexicana, se arreciaron las críticas a los médicos positivistas y al grupo de los ‘Científicos’, principalmente por su supuesta insensibilidad social frente a la enfermedad y pobreza de los mexicanos. Por lo anterior, en plena lucha armada, se plasmó en la Constitución de 1917 el derecho universal a la salud y la responsabilidad del Estado para cumplirlo. Por tanto, se trabajó en pro del acceso efectivo a los servicios de salud con el objetivo de lograr la cobertura nacional. Como primer paso, fue creado el Departamento de Salubridad Pública (DSP) en 1917. A inicios del siglo, México tenía aproximadamente 2500 médicos, la mayoría radicados en las ciudades más grandes del país. La mortalidad infantil era de 392 por cada 1000 nacimientos; la mortandad anual de 33.6 por cada 1000 personas y el promedio de vida de 26.5 años. La población rural, o sea el 80%, acudía a curanderos para tratar de aliviar a sus enfermos (Agostoni, 2013, p. 744).
Forzoso fue, por tanto, que a través del DSP se buscara enfrentar los atrasos en salud. Durante la presidencia de Plutarco Elías Calles (1924-1928), se inició la construcción por Carlos Obregón Santanilla del edificio del DSP, frente a Chapultepec (Ramírez, Guzmán y Díaz, 2019, p. 323). Dentro del DSP se creó la Escuela de Salubridad (ES), misma que inició cursos de profesionalización permanente. En febrero de 1922, se abrieron las convocatorias de ingreso y en marzo se inauguró: “A las 19 horas … la Escuela de Salubridad. El doctor Alfonso Pruneda, presidió el acto. … A él concurrirán todos los médicos y empleados sanitarios que aspiren a ocupar los principales puestos de la administración sanitaria. Hasta los facultativos tendrán que inscribirse para recibir las últimas enseñanzas en materia sanitaria.” (Ramírez, Guzmán y Díaz, 2019, p. 323). En el discurso inaugural de la ES del DSP se enfatizó al papel de los médicos al llamarlos salvadores de vidas, “capaces de combatir epidemias y las peores enfermedades, por tanto, su labor es amplia y extensa dado que tiene por objeto no curar sino prevenir enfermedades” (Ramírez, Guzmán y Díaz, 2019, p. 324).
Para inicios de la década de 1930, de 17 millones de mexicanos, 76 % vivía en el campo y la esperanza de vida era de 33.9 años. Más de 40 % de las muertes del país entre 1931 a 1940 correspondieron a enfermedades infecciosas y parasitarias (Ramírez, Guzmán y Díaz, 2019, p. 323). Para poder enfrentar esa tasa de mortandad, se demandó al Estado, formar un nuevo tipo de médico rural, “el cual abandonaría la vida urbana, abrazaría los principios de la medicina preventiva y se distanciaría de la práctica liberal o de consultorio para ejercer con un elevado compromiso social en el ámbito rural.” (Agostoni, 2013, p. 750). Los planteamientos anteriores, arreciaron en el contexto de las discusiones en torno a la orientación liberal del profesionista universitario. En el debate de 1933 en el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano, este último planteó la necesidad de que los estudiantes y los profesionales dedicaran sus esfuerzos para: “pasar un año en el servicio nacional.” (Kapeluz, 2021, p 268). En ese mismo Congreso, la Asociación Pro Cultura Nacional (APCN), creada por Lombardo, presentó el proyecto de instauración de una Escuela de Bacteriología (EB), la cual nació el 28 de enero de 1934 con profesores como: Leopoldo Ancona, Demetrio Socolov, Jeannot Stern y Manuel Maldonado Koerdell. La EB inició ofreciendo carreras que no existían en la UNAM, como la de Zimólogo y Químico Bacteriólogo, esta última con una orientación médica vinculada con la microbiología, la bacteriología y el análisis clínico (Valencia Flores, 2021a, pp. 42, 53, 56). A finales de 1934, la APCN creó la Universidad Gabino Barreda (UGB), que incluyó, además de la EB, una Preparatoria, profesionales de: Economía, Ingeniería Municipal, Mecánica Dental, Arte, así como un Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores.1
El énfasis en resolver los problemas en salud de los mexicanos fue abordado en la Segunda Convención Nacional Ordinaria del Partido Nacional Revolucionario (PNR), efectuada en Querétaro del 3 al 6 de diciembre de 1933 (Derbez, 2024, p. 7). Por tanto, esta demanda se integró al Plan Sexenal, programa de gobierno que tuvo como tesis central el intervencionismo estatal en lo educativo, agrario, sindical, industrial y sanitario. El 8 de octubre de 1934, la Cámara de Diputados aprobó la reforma al artículo 3 y se estableció que la educación impartida por el Estado debía de ser socialista, la cual, según sus promotores, era la respuesta a los anhelos de mejoramiento de la clase laborante (Derbez, 2024, p. 7). Si bien la reforma educativa no atentó contra la propiedad privada, se expresó que la enseñanza socialista era el instrumento para transformar al país, con el fin de vigorizar los intereses de la colectividad sobre los privados; activar la escuela para aprender haciendo o practicando y excluir la enseñanza religiosa.
La salud en el Plan Sexenal y la creación del IPN
Entre los postulados del Plan Sexenal de finales de 1933, se resaltó como irremplazable resolver el atraso de salubridad de los mexicanos. Se planteó “evitar la mortalidad infantil que llegaba al 50% de los nacimientos, atacando las condiciones de insalubridad de gran parte de la sociedad mexicana acentuada en el ámbito rural”.2 Lázaro Cárdenas subió al poder el 1 de diciembre de 1934 y al día siguiente dio a conocer su programa educativo, en el cual retomó planteamientos de la Escuela Socialista. Asimismo, se comprometió a fundar un Instituto de Enfermedades Tropicales e integrar una Escuela Politécnica con las ramas agrícola, industrial y comercial. Lo anterior, reafirmó el papel estatal en el otorgamiento de servicios de salud y educación, con lo cual se buscaba eliminar el utilitarismo e interés individualista y extranjero; así como abrir las puertas del progreso a los hijos de campesinos y obreros antes arrojados a la ignorancia y enfermedad.3 Si bien, de 1932 a 1933, bajo la dirección de Narciso Bassols y Luis Enrique Erro había funcionado un primer proyecto de Escuela Nacional Politécnica (ENP), a diferencia del mismo y acorde con el Plan Sexenal: se buscaría que la nueva institución aumentara el número de escuelas en las ramas; agrícola, industrial y comercial y ampliara su presencia a nivel nacional (Valencia, 2021b, p. 291) Con el fin de cumplir con el compromiso en educación superior, en enero de 1935, Ignacio García Téllez, titular de la SEP, comunicó a los jefes de los departamentos de la SEP, la creación del Instituto de Orientación Socialista (IOS) instancia estatal que buscaba la formación educativa con compromiso social (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 291). Asimismo, se designó al ingeniero Juan de Dios Bátiz como jefe del Departamento de Enseñanza Técnica Industrial y Comercial (DETIC) en febrero de 1935, quien inició los trabajos de reordenación pedagógica de la educación técnica (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 291). La reforma socialista del artículo 3ero. constitucional y la creación del IOS tuvo un impacto importante en la educación superior mexicana (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 291). En Nuevo León se creó la Universidad Socialista de Nuevo León y se designó en abril de 1935 a Eduardo Aguirre Pequeño como director del Instituto de Orientación Social del Estado (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 291). En Sinaloa, la Universidad de Occidente se transformó en la Universidad Socialista del Noroeste (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 291). Similar fue el caso de la Universidad de Guadalajara, que asumió el proyecto socialista con Enrique Díaz de León, mientras tanto, en Michoacán, la Universidad Michoacana vivió una reforma socialista a través de Jesús Díaz Barriga y Enrique Arreguín, médicos morelenses que durante la década de los 20 e inicios de los 30, desarrollaron un sistema de salud rural en Michoacán y tuvieron como objetivo que México desplegase un sistema de salud administrado por el Estado (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 291) Cabe señalar que Eduardo Aguirre Pequeño y Enrique Arreguín fueron a posteriori fundadores de la carrera de MR en el IPN.
En abril de 1935 se instituyó el Bloque de Médicos Revolucionarios (BMR) “para emprender una campaña por medio de un programa de acción médico-social para hacer efectivo el mejoramiento de la higiene y salud del proletariado y campesinado” (Oikión, 1993, p. 273). En el manifiesto del BMR se estableció como prioridad trabajar para que la obra de la revolución se hiciera realidad en el campo de la salud, para lo cual, entre sus principales puntos de acción se propuso realizar el Primer Congreso Nacional de Higiene Rural (PCNHR) (Oikión, 1993, p. 274). En la constitución del BMR, fue importante el papel de médicos nicolaítas cercanos a Cárdenas. Resaltó Jesús Díaz Barriga, secretario del DSP en 1935, y rector de la UNMH durante la gubernatura de Cárdenas en Michoacán, quien había creado las “Brigadas de la Juventud” formadas por estudiantes de medicina de la UNMH que atendían áreas rurales de Michoacán; y Enrique Arreguín Vélez, quien en 1934 asumió la rectoría de la UNMH y estableció unidades médico- sanitarias ejidales cooperativas en Apatzingán en 1928 (Gómez, 2021, p 282). Es importante señalar, que como promotores clave del PCHR, Barriga y Arreguín esperaban que se lanzara desde él, un sistema de salud rural gestionado por el Estado a nivel nacional, un sistema que consideraban un paso necesario hacia la socialización de la medicina en México.” (Kapelusz-Poppi, 2001, p. 292). Junto a Barriga y Arreguín, en el BMR sobresalieron Miguel E. Bustamante y Miguel Othón de Mendizábal (Oikión, 1993, p. 276).
Paralelo a lo anterior, en su Primer Informe de Gobierno, Cárdenas reiteró el compromiso de crear la Escuela Politécnica, por lo que el 12 de septiembre de 1935 a través de Gonzalo Vázquez Vela, integró el Consejo Técnico de la Escuela Politécnica (CTEPN) nombrando a Juan de Dios Bátiz, jefe del DETIC, presidente del mismo. El oficio de designación establecía como su función “revisen todos los antecedentes sobre la materia, estudien y ahonden desde sus primeros principios las bases de integración de este Instituto y formulen el programa definitivo de realización que corresponde” (Valencia Flores, 2021b, p. 300). Como instancia de carácter nacional y con el objetivo de cumplir con el compromiso de solventar las problemáticas rurales, también se enviaron oficios a Saturnino Cedillo, secretario de Agricultura y Fomento (SAF), para designar como consejeros a Manuel Medina, Daniel Ortiz Berúmen y Quintín Ochoa, quienes habían trabajado pobreza rural en México. A los tres consejeros de la SFA se unieron Enrique Beltrán y Manuel Gamio integrantes del IOS, quienes se ocuparon de la rama biológica con un enfoque antropológico y rural. Es oportuno señalar, que en los meses de trabajo del CTEPN, la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH) sufrió ataques a sus principios médicos homeopáticos por parte de la Escuela Nacional de Medicina (ENM) de la UNAM. La defensa de la misma vino desde la jefatura del DETIC, lo que permitió su sobrevivencia.4
El 30 de octubre de 1935, fue creado el Consejo Nacional de Educación Superior e Investigación Científica (CNESIC), primer órgano del Estado Mexicano responsable de organizar y fomentar la investigación científica. El CNESIC tuvo como primer presidente a Isaac Ochoterena y fue integrado por 15 miembros, más representantes de la SEP, SAF y del DS. Entre sus miembros, sobresalieron médicos prominentes del BMR, como los ex rectores de la UMSNH: Manuel Martínez Báez y Enrique Arreguín. Junto a ellos, Ana María Reyna, Alfonso M. Jaimes (integrante del CTEPN), Luis Enrique Erro, Juan O’ Gorman, Víctor Manuel Villaseñor, Enrique Díaz de León ex rector de la Universidad de Guadalajara; el marxista Rafael Ramos Pedrueza, el químico Rafael Illescas Frisbie y el antropólogo Miguel Othón de Mendizábal (Riquelme, 2009, p. 47) El CNESIC tuvo tareas en torno a cumplir el compromiso del Plan Sexenal de Salubridad: la conformación del Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales (ISET), así como la creación de una Comisión Nacional de la Alimentación. Esta última, fue fundada por decreto en marzo de 1936 a partir de diagnósticos antropológicos de Manuel Gamio, José Joaquín Izquierdo, Othón de Mendizábal y Lucio Mendieta (Vargas, 2019, p. 518). Los integrantes del CNESIC fueron importantes en propuestas de políticas públicas en salud del cardenismo con respaldos en diagnósticos antropológicos.5
Paralelo a la creación del CNESIC, entre el 3 y 12 de noviembre de 1935 se celebró en Morelia Michoacán el PCNHR. Las conferencias inaugurales fueron llevadas a cabo por los dirigentes del BMR y miembros destacados del recién creado CNESIC. Jesús Díaz Barriga impartió la conferencia Ejercicio de la Medicina en Medios Rurales y Enrique Arreguín: Organización de los servicios Médicos, Quirúrgicos e Higiénicos en Medios Rurales. Entre las conclusiones del PCNHR, se encontró el establecimiento del servicio social pues se pidió que las facultades de medicina instituyeran cursos especiales con la finalidad de obligar a que médicos, parteras, enfermeras, dentistas y farmacéuticos ejerzan en medios rurales cuando menos un año después de obtener su título. Como lo establece Gómez (2021): “la propuesta fue adoptada de manera inmediata mediante un convenio con el DSP, la UNAM y la Universidad Michoacana.” (p. 284). Una conclusión importante del PCNHR fue apresurar la creación de un instituto de enfermedades tropicales comprometido desde el Plan Sexenal; así como formar ingenieros sanitarios constructores de infraestructura en pro de la higiene rural.
Paralelo al PCNHR, el CTEPN continuaba la elaboración de los planes y programas de estudios para establecer la Politécnica. En este ambiente de efervescencia intelectual, donde el compromiso social de los profesionistas estaba a debate, fueron presentadas en el CTEPN diversas propuestas de carácter médico-rural. Entre ellas, sobresalió el Plan de organización y funcionamiento de la escuela de biología que Enrique Beltrán expuso en noviembre de 1935, así como la creación de un Departamento de Higiene para impartir la carrera de Experto en Higiene Rural y mejorar las condiciones sanitarias del país.6 Beltrán, había seguido de cerca las reflexiones europeas y estadounidenses en torno a la Higiene Social y las repensó en relación a las necesidades de la realidad socio-cultural de las comunidades rurales del país, para lo cual planteó la tarea de diagnósticos sobre la cultura higiénica y el propósito de difundir las medidas higiénicas en nuestras poblaciones (Rosen, 1985, p.116). Los trabajos del CTEPN, se dieron a conocer en el periódico El Universal con la nota “La creación del Gran Instituto Politécnico Nacional” en donde se propuso el nuevo planteamiento pedagógico secuencial de niveles prevocacional, vocacional y superior en las ramas, físico matemáticas, económico administrativas y médico-biológicas.7 Desde enero de 1936, el IPN inició labores y al correr los primeros años mediante Comisiones Permanentes del DETIC y el Colegio de Profesores de las escuelas que se integraron al mismo, se fueron creando nuevas carreras y escuelas. Las cuales debían atender las principales problemáticas sociales que aquejaban al país, se adujo, por tanto, que el conocimiento enseñado debía responder a los requerimientos del Estado Revolucionario por lo que debía ser transformador, socialista y como aspecto central, integrador de los sectores más desprotegidos del país.
Paralelo a la creación del IPN, una de las conclusiones del PCNHR fue apresurar los trabajos de fundación de un instituto de enfermedades tropicales. El proyecto, compromiso del Programa Educativo de Cárdenas, venía elaborándose en el DSP desde enero de 1935 a través de una comisión integrada por Martínez Báez, Miguel E. Bustamante y Gerardo Varela, quienes serían promotores principales para la creación de la carrera de Médico Rural en el IPN. No está de más referir que habían sido acreedores de becas de salud pública a México por parte de la Fundación Rockefeller, Bustamante en Johns Hopkins University (1926-28) y Varela en Harvard University (1926-27) (Birn, 2006, p.290). Para acelerar la fundación del instituto de enfermedades tropicales, en noviembre de 1935 se encargó a Eliseo Ramírez concluir el proyecto: “mismo que fue culminado en marzo de 1936 y remitido al CNESIC para su revisión.”8 De marzo a junio, el CNESIC revisó el mismo a través de Rafael Illescas Frisbie, Juan O’ Gorman y Alonso M. Jaimes. Tras lo anterior, el 3 de julio de 1936 se aprobó la creación del Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales (ISET) como institución de Estado para ocuparse del estudio de los problemas de la salubridad relacionados con las enfermedades tropicales en México.9 El 6 de julio de 1936, Enrique Arreguín pidió se publicase su creación en el periódico Excélsior. Tal como había propuesto Miguel E. Bustamante en el PCNHR, se estableció que el ISET cumpliera con tareas de investigación y de enseñanza de higiene y de medicina tropical en combinación con la Escuela de Salubridad (Bustamante, 1937, p.115).
Una vez fundado el ISET, José Siurob, jefe del DSP, solicitó la modernización de la ES. Debido a ello, el DSP a través de Eliseo Ramírez Ulloa y el CNESIC mediante Enrique Arreguín, Jesús Díaz Barriga, Miguel Othón de Mendizábal y Manuel R. Palacios presidente del IOS, continuaron trabajando en dicha reforma bajo los preceptos de la medicina social y las necesidades de la realidad socio-cultural de las comunidades rurales. Tal y como lo establece Gudiño y Magaña, (2013), dichos preceptos fueron trabajados en México desde 1934 por: “los antropólogos Gonzalo Aguirre Beltrán; José Othón de Mendizábal, y los médicos Alfonso Pruneda ex rector de la UNAM (1924-1928), Jesús Díaz Barriga, Enrique Arreguín Vélez y Miguel Bustamante.” (p. 87). Tras la presentación de diagnóstico, el 30 de julio de 1936, el proyecto de reforma de la ES fue discutido en el CNESIC.10 Se estableció que su objetivo central no tenía que perderse de vista: “Formar en condiciones de aptitud técnica a los trabajadores del Departamento de Salubridad por la necesidad inmediata de solucionar problema de salud para dar solución inmediata a una realidad nacional adversa con altos niveles de mortandad y ante la cual los médicos titulados de las Universidades no lograban dar abasto”.11 También se refirió que la ES no extendería títulos, sólo certificados de cursos, y se formuló la necesidad de dar una materia sobre problemas económicos-sociales de México a cargo de Miguel Othón de Mendizábal. Los cursos estaban dirigidos para profesionalizar: inspectores sanitarios rurales e industriales; enfermeras sanitarias visitadoras; laboratorista sanitario; médicos puericultores; nutriólogos; tisiólogos; venereólogos; oficiales de salubridad post graduados, epidemiólogos, y oficiales médicos de salubridad y sanitarios industriales. Entre las discusiones sobre el futuro de la ES se estableció que a pesar de la prontitud de los cursos: “no se debía formar especialistas de la salud al vapor”.12 La ES no extendería títulos, debido a ello, los integrantes del CNESIC, apoyaron las iniciativas para crear profesionales de salud en las instituciones de educación superior con el perfil social y rural demandado, por lo que el IPN fue una de las principales instituciones concebidas para hacerlo. Hacia el final de esta década, a la ES se le denominó Escuela de Salubridad e Higiene (ESH), asimismo, se reinstaló en el edificio del recién creado ISET, construido en la calle de Carpio cerca de la ENCB del IPN (Gudiño, Hernández, 2013. p. 88).
Creación de la carrera de Médico Rural en el IPN
Por lo anterior, en el recién fundado IPN entre 1936 continuó la creación de carreras y la adaptación de escuelas al modelo Politécnico a través de la Comisión Permanente de Consultas de Carácter Técnico (CPCCT) del DETIC, que dirigían Roberto Medellín Ostos, Estanislao Ramírez Ruíz y Alfonso Jaimes (Valencia Flores, 2021a, p. 52). Para poder dar respuesta a las problemáticas profesionales de la salud con la orientación rural y social manejada por el CNESIC, desde junio de 1936, Eliseo Ramírez Ulloa, jefe del DSP, pidió a Luis Enrique Erro que, en conjunto con José Gómez Tagle, director de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), se creara la carrera de ingeniero sanitario, que inició clases en enero de 1937.13
El avance de la rama médico- biológica en el IPN tuvo un parteaguas al integrársele en 1937 dos escuelas que fueron su cimiento: la ENMH de 1895 y la EB de 1933. Cabe señalar que, para inicios de 1936, peligraba la existencia de esta última. Siendo necesaria, por tanto, la búsqueda ante el DETIC y la SEP de presupuesto y validación de sus títulos. En julio de 1936, la SEP dio tan esperada validez, y a finales de ese año, el secretario Gonzalo Vázquez Vela, ofreció que se incorporase al naciente IPN con un presupuesto de $ 42,000.14 El Consejo Técnico de la EB, aprobó dicho ofrecimiento al iniciarse el año escolar 1937, por lo que se prosiguieron con los trabajos de adecuación de la EB al sistema politécnico. Fue así que la carrera de Químico Bacteriólogo y Parasitólogo pasó de tres a cuatro años, y se creó en octubre de 1937, la carrera de Químico Zimólogo. Cuatro meses después, a inicios de 1938, la EB creo las carreras: Antropólogo Físico y Social, Entomólogo, Químico Biólogo, Botánico, Zoólogo. Con la creación de estas últimas carreras, la EB cambió de nombre a ENCB (Valencia Flores, 2021, p. 300). Quedó pendiente la creación de la carrera de MR, por lo que el Colegio de Profesores de la ENCB aceleró los trabajos pedagógicos para su integración. Participaron de manera directa en la creación de esta última, los profesores Miguel Othón de Mendizábal, Leopoldo Ancona Hernández, Ignacio Millán Maldonado, Alfonso Millán Maldonado, Manuel Maldonado Koerdell, Demetrio Sokolov y Eduardo Aguirre Pequeño, primer encargado de la carrera entre 1938-1940. Entre los asesores externos para su creación, se encontraron médicos partidarios de la medicina social y de Estado integrantes del BMR, y miembros destacados del CNESIC: los nicolaítas Enrique Arreguín, Jesús Díaz Barriga y Manuel Martínez Báez. Asimismo, Miguel Bustamante, Efrén C. Del Pozo Rangel médico cirujano (UNAM) fundador del ISET, Enrique Beltrán integrante del IOS, del CTEPN, y fundador del ISET; así como Eliseo Ramírez. A ellos se integró el fisiólogo, José Joaquín Izquierdo, que enriqueció con las ideas y pedagogía médica de la UNAM y la EMM.
Los maestros encargados de crear la carrera de MR, según refirió Leopoldo Ancona en un informe confidencial al CNESIC, hicieron acopio de programas de estudio de Argentina, Francia, Alemania y la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) que había implementado la Medicina Socializada, un programa de “creación de centenares de institutos médicos de investigación científica, la formación de miles de técnicos, médicos, especialistas y científicos. También de decenas de fábricas de medicamentos, instrumentos, aparatos y materiales médicos.” (Shavanov, 1946, p.12). Tras la revisión de datos estadísticos del país 15 y de programas de estudio extranjeros; tratando de responder a las conclusiones del PCNHR y a las necesidades sanitarias y regionales del país, se buscó que la carrera de MR: “respondiera a la necesidad social de abrir puertas a los hijos de obreros y campesinos, y que la orientación de los programas de estudio se enfocara a preparar profesionistas identificados ideológica y materialmente con las necesidades sociales de los sectores desprotegidos del país”.16
Los fundadores de la carrera de MR establecieron que sus egresados tendrían una orientación social y preparación científica seria para paliar los rezagos de salud del país. Para dar solidez en su formación, se buscó que durara cuatro años; que los titulados prestaran obligatoriamente su servicio profesional en poblaciones cuyo número de habitantes sea inferior a cinco mil acordes a las conclusiones del PCNHR y que los ingresantes tuviesen antecedentes vocacionales en la rama médico-biológica por lo que se fundó la Vocacional 4 de Ciencias Biológicas un año después de iniciada la carrera. De la misma manera, se estableció que los médicos rurales egresados del IPN, no debían de tener acceso al ejercicio de su profesión en grandes poblaciones, sino transcurrido cuando menos cinco años, y mediante la comprobación de cursos complementarios que fijará la ENCB. Por todo lo anterior, los médicos rurales del IPN constituirían un personal técnico al servicio del Estado, respondiendo a la demanda urgente de socializar esta profesión y para rescatar a las poblaciones rurales de personas faltas de escrúpulos o curanderos.
Una vez acordados los puntos anteriores por el Consejo Técnico de la ENCB, Diódoro Antúnez comunicó a los profesores de la ENCB, que el viernes 4 de marzo de 1938 se inaugurarían los cursos de la carrera de MR.17 En ese año se inscribieron 11 alumnos quienes venían de cursar la vocacional, al siguiente la matrícula aumentó a 50.18 Según el Anuario de la ENCB de 1938, la mayor parte de los alumnos, 60% eran hijos de empleados oficiales o particulares, 16% hijos de comerciantes, agricultores o ganaderos, 4% de militares, y 2 % de obreros, campesinos y artesanos. El porcentaje faltante, no se clasificó.19 Es importante resaltar, que al establecerse la carrera, el Comité Organizador de la Unidad Campesina, dirigió felicitaciones a la SEP, por haber considerado crearla y que era: “una conquista del movimiento obrero y campesino organizado de México”.20 Dicho apoyo, se dio en el contexto de transformación del DSP a Secretaria de Asistencia Social (SAS), de la Expropiación Petrolera, y de efervescencia social cuando ejidatarios, comuneros, solicitantes de tierras, productores y asalariados agrícolas integraron la Confederación Campesina Mexicana (CCM). En una sinergia política, social y educativa, se buscó apoyar a la clase campesina por cuanto se refiere a atención médica. Resaltan en este proceso, los diagnósticos antropológicos de Miguel Othón de Mendizábal, quien venía de realizar estudios de ejidos, distribución de tierras y crédito agrícola, entre ellas del Valle del Mezquital, junto al escritor Francisco Rojas González (Herzog, 1967, p. 109). El plan de estudios, de 4 años, además de bases biomédicas y clínicas tuvo un fuerte contenido social y rural a partir de materias como: Organización Agraria de México, Higiene, Medicina Legal, Medicina del Trabajo y Enfermedades Tropicales.
1. Anatomía Descriptiva y Topográfica | 6 | 6 |
2. Disecciones de Anatomía Descriptiva y Topográfica | 4 | 4 |
3. Farmacia Galénica y Prácticas | 4 ½ | 4 ½ |
4. Histología Normal y Laboratorio | 4 ½ | 4 ½ |
5. Bacteriología General y Médica y Laboratorio | 4 ½ | 4 ½ |
6. Parasitología | 4 ½ | 4 ½ |
7. Fisiología General | 3 | |
8. Embriología | 3 | |
Total de horas (primer año) | 31 | 31 |
1. Anatomía Patológica y Laboratorio | 3 | 3 |
2. Fisiología Humana y Laboratorio | 4 ½ | 4 ½ |
3. Química Fisiológica y Laboratorio | 4 ½ | 4 ½ |
4. Patología Interna (1er. curso) | 5 | 5 |
5. Patología Externa (1er. curso) | 5 | 5 |
6. Clínica Propedéutica Médica | 6 | 6 |
7. Clínica Propedéutica Quirúrgica | 6 | 6 |
Total de horas (segundo año) | 34 | 34 |
1. Patología Interna (2° curso) | 5 | 5 |
2. Patología Externa (2° curso) | 5 | 5 |
3. Clínica Médica (1er. curso) | 6 | 6 |
4. Clínica Quirúrgica (1er. curso) | 3 | 3 |
5. Obstetricia Teórica y Puericultura | 3 | 3 |
6. Terapeuta Médica | 3 | 3 |
7. Cirugía de Urgencia y Pequeña Cirugía | 3 | 3 |
8. Organización Agraria de México | 2 | 2 |
Total de horas (tercer año) | 30 | 30 |
1. Clínica Obstétrica y Puericultura | 3 | 3 |
2. Clínica Médica (2° curso) | 6 | 6 |
3. Clínica Quirúrgica (2° curso) | 6 | 6 |
4. Higiene | 3 | 3 |
5. Medicina Legal | 3 | |
6. Medicina del Trabajo | 3 | |
7. Patología General | 3 | 3 |
8. Enfermedades Tropicales | 3 | 3 |
9. Oftalmología, Otorino-laringología y Estomatología | 3 | 3 |
Total de horas (Cuarto año) | 30 | 30 |
Fuente. Anuario de la ENCB 1938. AGN, Fondo SEP, serie CNESIC, caja 23.
Como puede verse, en el segundo, tercer y cuarto año, los alumnos realizarían dos horas diarias de Hospital, y al final de la carrera prepararían su tesis profesional. Desde 1939, surgió la demanda de construcción de un Hospital de Medicina Rural, mismo que se encontró, por ejemplo, dentro del pliego petitorio estudiantil de la huelga del 4 de marzo de 1942.21 Entre los años 1938 y 1942, la primera planta docente se conformó en su mayoría por profesores de la UGB, entre ellos se encontraban: Gerardo Varela, que impartió Bacteriología General y Médica, así como Laboratorio; Demetrio Socolov, Parasitología; Manuel Maldonado K., Anatomía Descriptiva y Topográfica; Alfonso Dampf, Entomología Médica; Fernando Comarofsky, Análisis Química Clínicos y Química Analítica Cualitativa; Luis G. Anaya, Microscopía; Pedro Vera, Bacteriología Médica; Antonio Hernández, Física y Química Inorgánica; Daniel Nieto Roaro, Micología; Efrén del Pozo, Fisiología General; Salvador Soto Morales, Química Inorgánica; Alejandro Lombardo, Química Bacteriología General; Eduardo Aguirre Pequeño, Parasitología; Pablo Hope y Hope, Bacteriología Agrícola e Industrial; René O. Cravioto, Fisiología General.22 Asimismo, resaltaban los siguientes nombres: Luis López Antúnez que impartió Disecciones de Anatomía; Miguel Othón de Mendizábal, Organización Agraria de México y Enrique Beltrán que impartió Enfermedades Tropicales.23 Cabe señalar, que un año después de su inicio se integraron a la planta docente los primeros exiliados españoles, como Isaac Costero Tudanca quien impartió Histología Patológica.
Similar a los ataques de la ENM- UNAM a la ENMH en octubre de 1935, también iniciaron las críticas en medios periodísticos contra la carrera de MR, así como una disminución presupuestal a la ENCB. Debido a ello, el 27 de octubre de 1938, Leopoldo Ancona, director de la ENCB, con firmas de la junta de profesores, envío al médico nicolaíta Enrique Arreguín presidente del CNESIC, un memorándum solicitando su apoyo a la carrera de MR que se encontraba en peligro de extinguirse por falta de presupuesto.24 El memorándum decía:
Como consideramos de vital importancia la existencia de dicha carrera, que fue proyectada por la UOM desde el año de 1936, en que se fundó la carrera de Químico Bacteriólogo, que con posterioridad pasó al Estado, y como por otra parte, en la estructuración de la misma se tomaron en cuenta las necesidades sociales del país, que reclaman con toda urgencia este nuevo tipo de profesionista, la ENCB reflejando el sentir de la clase obrera y campesina, se permite reclamar de ese H. Consejo, su inmediata intervención y apoyo.25
Al pedir el apoyo al CNESIC, Ancona aludió a las atribuciones estatales establecidas al CNESIC en su decreto de creación que consistía en su prerrogativa de dar validez a “la instauración, transformación o supresión de los establecimientos de educación superior que funcionen o deban funcionar en el país, ya sea bajo la dependencia del Gobierno Federal o de los Gobiernos de los Estados…”.26 Leopoldo Ancona describía a Enrique Arreguín que la UNAM, de manera desafortunada se asumía como juez de una atribución estatal exclusiva del CNESIC, ya que, por circunstancia inexplicable, pretendía eliminar a la carrera de MR del IPN, pues consideraba que ella podría preparar este nuevo tipo de profesionistas. Por lo anterior, y ante el peligro de que la UNAM, sentase como precedente su injerencia en la totalidad de instituciones de enseñanza superior, Ancona señaló: “nos permitimos solicitar su apoyo, a fin de que, por ningún motivo se permita clausurar nuestra carrera de MR, dejándola sin presupuesto para el próximo año”.27 Luis Sánchez Pontón, secretario del CNESIC, dio respuesta a Ancona el 14 de noviembre de 1938. Refirió que el Consejo apoyaba irrestrictamente la existencia de la carrera, y que se trató el asunto con el general Cárdenas en entrevista del 27 de octubre, con quien se logró un acuerdo verbal para su subsistencia y aprobación de becas a los estudiantes que terminen los cursos vocacionales previos. A efectos de asegurar este acuerdo, el CNESIC dirigió oficios a Vázquez Vela para obtener 150 becas.28 Sánchez Pontón culminó la misiva refiriendo que el CNESIC comunicaría los resultados de las gestiones a la ENCB, y entre tanto, daba a su comunidad su respaldo.
Si bien el apoyo a la carrera quedaba manifiesto, el CNESIC había perdido fuerza, tal y como refiere un documento confidencial enviado a Cárdenas en el que sostenía que no había tenido apoyo para llevar a cabo su labor, al mismo tiempo que demandaba mayor intervención resolutiva en los asuntos científicos y de educación superior. 29 Con esta queja, Díaz Barriga expresó a finales de 1938, que el CNESIC se encauzaría “hacia un programa general de labores, estableciendo distintas comisiones de trabajo sobre las necesidades reales de educación superior y creación de Centros de Investigación Científica, que, si bien tenían el visto bueno del ejecutivo, estaban pendientes”.30 A pesar de este esfuerzo, a inicios de noviembre, el CNESIC, se enfrentaba a una franca desintegración, hecha realidad en diciembre. Debido a ello, los profesores de la ENCB, tuvieron que dar su propia batalla de frente a los detractores de la carrera de médico rural en el SCHR de noviembre de 1938. El debate sobre la pertinencia de dicha carrera tendría también otro escenario en la prensa, pues la opinión publica jugó un papel importante en su devenir y aceptación.
La carrera de Medicina Rural frente al SCHR
En el preludio del SCHR, la prensa nacional calentó a la opinión pública en torno a la formación de galenos en México, lo que conllevó a que el SCHR fuera cubierto en su totalidad. Días antes de su inicio, el 11 de noviembre de 1938, El Excélsior publicó la nota “Nuevo Plan de Estudios en La Universidad Nacional” la cual refería que, desde inicios de 1938, la UNAM había intensificado la creación de nuevas carreras, que, como Biología y Geología, que estaban llamadas a desempeñar un papel importante como auxiliares del gobierno.31 La creación de dichas carreras se exaltaba conjuntamente, con el establecimiento del servicio social de los pasantes de la Universidad en agosto de 1936. Se hablaba de la “renovación universitaria” en torno a las responsabilidades de la esta casa de estudios con la sociedad (Meza, 2014, p. 626). Con ello, se buscaba eliminar los estigmas que desde 1933 había sobre la UNAM, tales como su supuesta negación para confluir con los postulados posrevolucionarios. Debido a su importancia Revolucionaria, el SCHR, inició el 20 de noviembre en el Teatro de la Paz de San Luis Potosí: “Contó con la participación del doctor Antonio E. Urriza, rector de la Universidad de San Luis Potosí (UASLP); el Sindicato Médico Potosino, Instituto Científico y Literario Autónomo de San Luis Potosí y 300 congresistas de diferentes partes del país.” (Agostoni, 2013, p. 784).
Como primer punto, durante la sesión inaugural, se abordaron los problemas considerados fundamentales, entre ellos, la carrera de MR. Por tal motivo, en los dos primeros días del SCHR, se leyeron varios trabajos relacionados, como la creación de la ES del CNESIC (del cual se avecinaba su desintegración), y por supuesto, el funcionamiento de la carrera de MR en la ENCB del IPN. La presentación de esta última, fue hecha por Ignacio Millán, encargado de la carrera; Manuel Maldonado Koerdell y Miguel Othón de Mendizábal antropólogo e integrante del CNESIC, fundador y profesor de la carrera, quienes mostraron las características de la carrera de médico rural, sus finalidades, objetivos, plan de estudios, así como la necesidad de una formación social y antropológica de los médicos politécnicos (Rustrián, (1981). Según refiere Herzog (1967), Miguel Othón de Mendizábal dio una conferencia magistral de interés indubitable sobre la distribución de los médicos en el país (p. 109). Sus planteamientos, según Silva Herzog, fueron contundentes:
La mala distribución de los médicos titulados es un problema económico y social de muy difícil resolución en las actuales condiciones del país. La preparación universitaria para el ejercicio liberal de la profesión y el ambiente social de la capital de la República, hacen que los médicos recién recibidos, cualquiera que sea su extracción social, aun los que proceden de las clases obreras y campesinas, tengan como finalidad suprema ejercer sus profesiones en la ciudad de México o, al menos, en alguna de las ciudades importantes de provincias. Muy contados son los que eligen desde el principio de su acción profesional poblaciones de importancia secundaria y menos los que se conforman con un medio rural. (Herzog, 1967, p. 110)
Frente a dicha intervención, Gustavo Baz expresó que “era desafortunado que no se viniera a discutir la creación de la carrera de Médico Rural, sino sólo informar que ya estaba impartiéndose”.32 En clara alusión a Othón de Mendizábal, refirió que no era posible que su defensa viniese de personas que no eran médicos, “quienes con disfraces políticos buscaban crear profesionistas con ideología nueva y con un nombre de fácil aceptación: médicos rurales”.33 Baz, quien aludió a la aprobación en agosto de 1938 del Instructivo General para el Servicio Médico Social de los pasantes de Medicina de la UNAM y al compromiso de los pasantes universitarios, manifestó que en la creación de la carrera de Médico Rural del IPN se gastó una cantidad extraordinaria de dinero mientras tanto: “diversas escuelas de medicina se debaten en la miseria, sin elementos y sin posibilidad de obtener la ayuda necesaria para que cumplan su misión social”.34 Según el rector de la UNAM, por lo anterior, la carrera de Médico Rural pasaba a ser la “fabrica” de médicos más cara del mundo. Dichas palabras tuvieron impacto en varias delegaciones: por ejemplo, el Sindicato de Médicos y Cirujanos del Estado de San Luis Potosí anunció que se retiraba de la asamblea: “No estando conformes con la forma en que se desarrolla este Congreso, nuestro sindicato retira su delegación”.35Ante esta situación, el 26 de noviembre de 1938, El Excélsior informó que se estaba desintegrando el SCHR. La nota decía “Ayer se desintegró casi por completo el Congreso de Higiene Rural reunido en San Luis Potosí, debido a que un grupo comunista que se está adueñado de él, impide la libre expresión”.36 Junto a ello, se informó que se insultó al rector de la UNAM acusándolo de mentiroso. Ante tal situación, la nota justificaba el abandono del SCHR por los representantes de la Asociación de Estudiantes Potosinos; el Sindicato de Médicos Potosinos, así como diversas asociaciones médicas de Monterrey, Toluca, Querétaro y Puebla.
El 26 de noviembre de 1938, El Excélsior reprodujo las siguientes palabras de una entrevista a Gustavo Baz tras su retiro del SCHR: “Me creo autorizado para afirmar, categóricamente que ni la Universidad, ni los universitarios en particular tienen animadversión para el Politécnico. Personalmente puedo hacer elogios de algunos de los elementos que han salido de la Escuela de Bacteriología cuyo profesorado es eminentemente universitario y reconozco que los servicios que hasta ahora han prestado son eficientes”.37 Junto a ello, expresó, que se continuarían las pláticas con el secretario de la SEP, Gonzalo Vázquez Vela para evitar la duplicación de la enseñanza de médicos, y la erogación sin sentido de dinero público. Abundó que los diferentes grupos sociales -obreros, campesinos, ejercito, clase media, etc. pueden estar seguros de que la UNAM procurará que sus médicos sean realmente una garantía social de competencia y honradez.38 Sobre su retiro del SCHR expresó:
No es mi intensión establecer una polémica respecto al incidente de San Luis Potosí, por lo cual sólo agrego que fui para que se discutiera la creación de la carrera de médico rural, pero se nos dijo en la ponencia que esto no era materia de debate, pues sólo se pedía un voto de simpatía para lo que se había hecho y para lo que se seguiría haciendo y como lo que a mí me interesaba era la manera de dar servicio médico inmediato a los agricultores de la Republica, resolví retirarme del congreso para dar mis puntos de vista a la Secretaria de Estado que tendrá a su cargo esta misión. Setecientos médicos de la Universidad trabajando en el campo, en forma heroica.39
Ante estas circunstancias, y en sintonía con la posición de Gustavo Baz, El Excélsior del 27 de noviembre reprodujo diversas notas en contra de la carrera de MR en el IPN. En la nota, “Setecientos médicos de la universidad, trabajando en el campo, en forma heroica” se parafraseaba a Baz para quien la mejor prueba de que sale sobrando la creación de pseudo-médicos rurales para prestar el servicio social a las masas campesinas de nuestro país, “es que en la actualidad más de setecientos médicos, que tienen amplios conocimientos y un título absolutamente legal, están desempeñando ese servicio en condiciones que bien podrían calificarse como heroicas, si se atiende a la abnegación y sacrificios que demuestren en su cometido”.40 La nota refería que no siendo necesaria la formación de médicos rurales, la SAS buscaba mejorar su organización para hacer llegar al campesino más aislado el beneficio de la medicina posrevolucionaria.
Ante esta situación, el Comité Organizador de la SCHR criticó al rector y la delegación de la UNAM por adelantar su posición cuando todavía no se celebraba la sesión en la que se tuviesen que aprobar o rechazar ponencias. “Gustavo Baz se retiró sin que defendiera sus personales puntos de vista, abandonando el salón en la primera sesión del Congreso tras un incidente habido entre él y el doctor, catedráticos y encargado de la carrera de MR en la ENCB del IPN”.41 Se le reprochó al rector, asumir la prerrogativa de dar validez a las carreras de las instituciones de educación superior, cuando esta atribución correspondía al todavía existente CNESIC. Cabe señalar, que los sectores que defendieron a la carrera de MR fueron amplios, por ejemplo; Rubén Rodríguez Lozano, director de Educación Federal en el Estado como representante del STERM y del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno, reprobó las palabras de Baz: “Nadie puede negar la importancia del servicio médico rural, nosotros vemos con simpatía la creación de la carrera de Medicina Rural, dependiente del Politécnico, y damos un voto de confianza a los organizadores de este Congreso, además ningún miembro de esta asamblea ha atacado a la UNAM ni a los profesionistas que esta Casa de Estudios prepara”.42
Tras clausurarse el SCHR, el doctor Salvador Ojeda declaró “que como vicepresidente del Comité Organizador del SCHR, durante el Congreso nadie atacó a la UNAM, ya que la mayoría de los médicos son sus hijos intelectuales”.43 Acotó que el SCHR, no votó, ni votaría para que se instalen: fábricas de médicos sin preparación técnica, ética y social. Pero si pidió la coordinación de la UNAM, de los Estados, así como las instancias gubernamentales competentes y de todos los centros científicos responder a la problemática de salud del país. El 28 de noviembre de 1938, El Excélsior publicó un balance del SCHR en su editorial, expresó que los resultados fueron escasos, y que fuera de ideologías, lo que se requería era que el gobierno e instituciones formativas de médicos colaboraran para hacer frente a los rezagos nacionales en salud. 44 La editorial decía:
Si bien, el Departamento de Salubridad y la Secretaría de Asistencia Social declaran que son más de setecientos médicos los que se encuentran en la actualidad repartidos en pueblos y rancherías luchando para abrirse camino en la propia resistencia de los enfermos que temen al médico y a la enfermera como al diablo. El número, sin embargo, es exiguo. Se necesita que salgan brigadas numerosas y bien equipadas, y que miles de médicos se hagan el propósito de trabajar, aunque sea por un plazo corto, en todas esas poblaciones que se encuentran al margen de los más elementales progresos de la higiene rural. No se nos oculta cuanta abnegación se requiere para abandonar la capital de la Republica para salir a la provincia sin inmediato provecho alguno. Hay que vivir en condiciones precarias y que luchar tenazmente contra prejuicios y supersticiones arraigada en lo más hondo de la conciencia indígena. En ello está precisamente el apostolado del médico y un terreno propicio para hacer el bien y para allegar conocimiento más amplio, pero como no se debe dejar este punto nada más la abnegación profesional, insistimos en que el Gobierno del Centro, los de los Estados, la Universidad, el Departamento de Salubridad y Secretaría de Asistencia Social debe trabajar coordinadamente para resolver este problema con interés. 45
Concluido el SCHR, Leopoldo Ancona escribió al doctor Jesús Olivo que: “no obstante la oposición que encontramos por parte de algunos elementos interesados se aprobó todo cuanto al caso se refiere, habiéndose dado un voto de simpatía a nuestra escuela. La presidencia de la república acordó favorablemente la existencia de nuestra Escuela de Medicina Rural, y por eso esperamos una ampliación de nuestros presupuestos”.46 A pesar de la percepción de Ancona, las críticas hacia la carrera de MR del IPN tuvieron continuidad en algunas universidades estatales. El 29 de noviembre de 1938, El Excélsior publicó la nota “Protesta contra mala iniciativa” en la cual resaltaban que las federaciones estudiantiles de los Estados habían comenzado protestas contra la creación de médicos rurales según se propuso en el SCHR.47 Entre las federaciones se encontró la Federación Estudiantil Jalisciense, que publicó su posición de la siguiente manera: “Ante el peligro de las no disimuladas ambiciones del IPN de suplantar con luja de material los valores culturales y científicos que simboliza y realiza la Universidad Nacional, declaramos que respaldamos en toda la actitud de las mismas autoridades universitarias y el comportamiento que se desprende de las declaraciones hechas por la Confederación Nacional de Estudiantes y la Federación del Distrito”.48 Junto a ello, expresaron que estaban dispuestos a luchar para que jamás se permitiera que las instituciones de cultura fueran manchadas por intrigas políticas de los enemigos de la Universidad, así se cobijen bajo los títulos más extravagantes como “médico rural” ya que la ciencia médica es una y sus beneficios nunca han sido privilegio de una clase social determinada. El posicionamiento terminaba que: “Tanto la Federación de Estudiantes de Jalisco como las organizaciones estudiantiles de la capital, han estado impartiendo servicios médicos gratuitos a los trabajadores del campo y de la ciudad, sin necesidad de desvirtuar la noble y humana visión del profesionista”.49
La carrera al finalizar el sexenio cardenista
Los ataques a la carrera de MR durante el sexenio Cardenista pudieron solventarse gracias a la simpatía del régimen y de médicos que en diferentes instancias de gobierno, asociaciones y universidades confluyeron con el objetivo de que México desarrollase un sistema de salud sólido administrado por el Estado. Después de las elecciones de julio de 1940, Gonzalo Vázquez Vela y Juan de Dios Bátiz, previendo un cambio en la orientación educativa de Manuel Ávila Camacho, le presentaron un informe detallado sobre El sistema nacional de enseñanza técnica y la propuesta de un Reglamento General para el IPN.50 Asimismo, el 21 de octubre de 1940, mediante decreto con rúbrica de Lázaro Cárdenas; y Vázquez Vela, secretario de Educación Pública; e Ignacio García Téllez, secretario de Gobernación, se respaldó a los egresados del IPN y de la carrera de MR, al facultar a los profesionistas con títulos expedidos por la SEP a ejercer las actividades conexas con su especialidad, entre ellos, egresados del IPN como geólogo, ingeniero químico petrolero, ingeniero aeronauta, ingeniero metalúrgico, químico farmacéutico, químico biólogo, médico homeópata, entre otras carreras, ejercer su profesión en las actividades de su especialidad, para la formulación de proyectos y dictámenes sobre asuntos del dominio de su carrera.51 A pesar de lo anterior, en los inicios del sexenio de Ávila Camacho hubo intentos por desintegrar al IPN, la mayor construcción educativa del sexenio cardenista. Al respeto Ortiz refiere:
Con el cambio de administración y de política educativa, en 1940, algunos funcionarios compartieron con sectores medios y altos de la sociedad mexicana el recelo hacia el Instituto Politécnico Nacional, considerando que para dispersar enconos era necesaria su desaparición y asignar a sus escuelas la función de formadoras de cuadros técnicos, disminuyendo la educación profesional que impartían y encomendando esa tarea a la universidad. (Ortiz, 2017, p. 241)
Frente a ello, la institución y su comunidad tomaron la estafeta de su propia defensa con una huelga estudiantil en 1942, la cual hizo posible la continuidad del IPN y sus carreras, entre ellas la de MR, la cual fue ampliando su matrícula y robusteciendo su planta docente. Junto a lo anterior, concluido el sexenio cardenista se integraron importantes maestros exiliados españoles. De este periodo resaltan cartas de Alfonso Reyes a Enrique Arreguín, por ejemplo: “El Dr. Don José Torreblanco, profesor de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Central de Madrid ha manifestado su deseo de trabajar en México. Respecto a los cursos que ofrece, aún no podemos resolver nada porque tenemos plétora de médicos”.52 El doctor José Torreblanco, se integró en octubre de 1941 a la carrera de MR, como profesor de obstetricia y ginecología. A mediados de la década de los cuarenta también se agregaron a la carrera: Enrique Rioja Lo-Bianco con 3 horas semanales, Serafina Palma Delgado quien inició con 6 horas semanales y daba la materia de Anatomía y Estadísticas de Enfermería, así como el Médico Cirujano Alberto Folch i Pi, impartiendo farmacología (Giral,1994, 263).
En febrero de 1944, se transformó la carrera de mr de la ENCB a Escuela Superior de Medicina Rural (ESMR) designando como primer director a Mariano Vázquez Rodríguez. Dicha Escuela salió de la ENCB, y en su seno, ya como ESMR, también formó a enfermeras parteras. Finalmente, en 1965, a la ESMR se decidió quitarle el adjetivo de Rural, alegando a que el término subestimaba la capacidad del egresado. Con lo anterior, iniciaba una nueva etapa de modificación de planes de estudio, pues si bien se mantuvo la responsabilidad rural, surgirían también nuevas perspectivas sobre la medicina tales como la interdisciplina, la cual dio origen a inicios de la década de los setenta al Centro Interdisciplinarios en Ciencias de la Salud (CICS-IPN), Milpa Alta.
Consideraciones finales
Gracias a fuentes primarias del AH-IPN, y de los fondos, CNESIC, IOS y DETIC del AH de la SEP, así como de fuentes hemerográficas, se pudo reconstruir parte del proceso histórico, científico, disciplinario y estatal en que se creó la carrera de MR en la ENCB-IPN en 1938. Es menester resaltar, que confluyeron en su integración, en primer lugar, la demanda de salud como derecho consagrado en la Constitución de 1917, lo que dio posibilidad a la creación por parte del gobierno Constitucionalista del DSP, y dentro de él, la ES en 1922. Como se vio, esta última fue el primer intento estatal de una “Escuela” para formar especialistas con miras a consolidar el DSP, no obstante, a la ES no se le otorgó la facultad de extender títulos. Para cumplir con la formación de nuevos médicos con una elevada responsabilidad social en el ámbito rural, hubo experiencias históricas importantes como la ocurrida en la UMSNH. Sin embargo, este artículo, se centró en el IPN, el cual por su orientación educativa y estatal Cardenista, fue una de las principales instituciones para dar cabida a la formación de nuevos médicos.
Para mostrar los antecedentes de la creación de la carrera de MR en la ENCB del IPN, se retomó la experiencia histórica del BMR, así como las perspectivas principales del PCNHR, pues en dicho congreso confluyeron, ideales nicolaítas y posrevolucionarias con las preocupaciones de la medicina social sobre las condiciones sociales de pobreza, hambre y miseria como factores de enfermedad. Dichas perspectivas, confluyeron también con la necesidad apremiante de conformación de un sistema de salud administrado por el Estado y de incorporación del servicio social para los futuros médicos. Junto a las perspectivas sociales referidas, también concurrieron planteamientos de la medicina social influidas por el marxismo del núcleo académico principal que promovió la carrera de MR en la EB fundada a partir de los preceptos académicos, filosóficos y sociales lombardistas de la APCN.
En el seno de la EB se encontraron: Leopoldo Ancona Hernández, Eduardo Aguirre Pequeño, Ignacio Millán Maldonado, Alfonso Millán Maldonado, Manuel Maldonado Koerdell, Demetrio Sokolov y Efrén del Pozo. En esta confluencia, también participaron de manera directa Manuel Gamio, que venía de ser integrante del CTEPN y Miguel Othón de Mendizábal miembro del CNESIC y de la EB, quienes trabajaron en la integración de planes de estudios con respaldos antropológicos, para posteriormente integrarse a la primera planta docente de la carrera impartiendo materias como Organización Agraria de México, Higiene, Medicina Legal y Medicina del Trabajo. Como se estableció, entre los asesores externos para la creación de la carrera de MR se encontraron integrantes de primer orden del BMR y miembros destacados del CNESIC: los nicolaítas Enrique Arreguín, Jesús Díaz Barriga y Manuel Martínez Báez. Este último trabajó con Enrique Beltrán en la creación del ISET e integró dentro del plan de estudios de materias como Enfermedades Tropicales. También fueron asesores externos para crear la carrera, Efrén C. Del Pozo Rangel, médico cirujano (UNAM) fundador del ISET; y el fisiólogo, José Joaquín Izquierdo.
Gracias a los planteamientos anteriores, podemos ver que la integración de la carrera de MR en 1938 y la posterior fundación de la ESMR en 1944, fue una de las mayores construcciones pedagógicas de la salud en México, que retomó los planteamientos de higiene, rurales y progresistas con la perspectiva de coadyuvar en la construcción de un sistema de salud administrado por el Estado, como entidad responsable de promover la salud y combatir la enfermedad de los mexicanos. Asimismo, es de gran relevancia que haya sido fundada dentro del IPN, porque esta institución representó el mayor constructo educativo científico y tecnológico del sexenio cardenista, el cual fue asumido como el brazo educativo del Estado mexicano desde una perspectiva nacionalista. Por lo que los principios, objetivos y ramas que fueron debatidos desde septiembre de 1935 hasta la fundación del IPN, hicieron al Instituto el lugar académico y de investigación sobre el cual se posaron las expectativas de continuidad de la carrera de MR y la formación de médicos acorde a los requerimientos rurales del país.
Una vez creada la carrera en 1938 en la ENCB del IPN, sus fundadores llevaron a cabo su defensa frente a diversos sectores médicos y universitarios. Sobresalió el respaldo a la carrera de MR en diversos medios periodísticos y en el SCHR de noviembre de 1938, donde destacó la intervención de Miguel Othón de Mendizábal. La defensa de la carrera de MR mostró una riqueza discursiva en su orientación, base biomédica y las clínicas, pero principalmente en su fuerte contenido social y rural. Esta diferencia, fue fundamental y le permitió, después de la huelga de 1942, fortalecerse y convertirse en la ESMR en 1944. Dicho nombre lo ostentó hasta 1964, cuando se le quitó el denominador con consecuentes cambios en los planes de estudio. Es menester resaltar, que entre 1938 a 1964, años en que tuvo el calificativo rural, quedó en los médicos egresados brindar una de las mayores batallas, al tener que demostrar ante la sociedad mexicana la solidez académica de su formación y la pertinencia de su orientación. Los testimonios de los primeros egresados fueron recogidos en diversas obras, entre ellas Testimonios de un médico rural (1941- 1960) de Carlos de la Vega Lezama, la cual mostró que cualquier avance en los países con grandes rezagos sociales y rurales, debe cifrarse, antes que nada, en progresos sanitarios de sus poblaciones.
Lista de referencias
Archivos
AHGVV - Archivo Histórico Gonzalo Vázquez Vela. Ciudad de México
AGN - Archivo General de la Nación. Ciudad de México
AH-IPN, Archivo Histórico del Instituto Politécnico Nacional. Ciudad de México.
Archivo Histórico de la Biblioteca Luis González y González, El Colegio de Michoacán. Zamora de Hidalgo, Michoacán
Hemerografía
El Universal, 1936. Ciudad de México
Excélsior, 1938. Ciudad de México
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1
Instituto Nacional de Antropología e Historia, (en adelante INAH/BNAH), Archivo Histórico Gonzalo Vázquez Vela (en adelante AHGVV), Serie: Impresos, caja:26, doc: 2731, Universidad Obrera de México (en adelante UOM),1936. p. 4.
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2
Archivo General de la Nación (en adelante AGN), SEP, Instituto de Orientación Socialista (en adelante IOS), Caja 4, Exp. 24, fol. 8.
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3
AGN, SEP, IOS, Caja 4, Exp. 24, Programa de Educación Pública de la Presidencia, Lázaro Cárdenas 1934, fol. 30.
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4
Agradecimiento a Juan de Dios Bátiz y Gonzalo Vázquez Vela por parte de la Escuela Homeopática, AH- INAH, AH- GVV, caja 17, fol. 195.
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5
AGN, SEP, Fondo CNESIC, caja 21, exp. 57, fol.33 a 35.
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6
AGN, SEP, IOS, caja 9, exp. 36, fol. 23.
-
7
“La creación del Gran Instituto Politécnico Nacional”, El Universal, 1 de enero de 1936, pp. 1-12.
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8
Oficio enviado por José Siurob, jefe del Departamento de Salubridad a Enrique Díaz de León presidente del CNESIC, 8 de julio de 1936, en Archivo Histórico de la Biblioteca Luis González y González de El Colegio de Michoacán (en adelante AHBLGG-COLMICH), Fondo Documental Enrique Arreguín Vélez, caja 49, fol 40.
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9
Proyecto de organización del Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales, dependiente del Departamento de Salubridad Pública. AGN, SEP, Fondo CNESIC, caja 21, exp. 57, fol. 33 a 35.
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10
Proyecto que el CNESIC formuló sobre la ES. AGN, SEP, Fondo IOS, Caja 16, exp. 57, fol.33.
-
11
Proyecto que el CNESIC formuló sobre la ES. AGN, SEP, Fondo IOS, Caja 16, exp. 57, fol.33.
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12
Proyecto que el CNESIC formuló sobre la ES. AGN, SEP, Fondo IOS, Caja 16, exp. 57, fol.33.
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13
AGN, México, SEP, CNESIC, caja 2, exp. 14, fol. 38.
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14
Proyecto que el CNESIC formuló sobre la ES. AGN, SEP, Fondo IOS, Caja 16, exp. 57, fol.33.
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15
Oficio de Gonzalo Vázquez Vela, Secretario de Educación Pública a Ramón Beteta jefe del Departamento de Estadística Nacional, México, 1936, AGN, SEP, DETIC, caja 2151 o 2863, exp. 40, fol. 39.
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16
Proyecto que el CNESIC formuló sobre la ES. AGN, SEP, Fondo IOS, Caja 16, exp. 57, fol.34.
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17
Diódoro Antúnez comunica el inicio de la carrera de Medicina Rural, 2 de marzo de 1938. AH-IPN, documental, caja ENCB, exp. 57, fol. 1
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18
Proyecto que el CNESIC formuló sobre la ES. AGN, SEP, Fondo IOS, Caja 16, exp. 57, fol.34.
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19
Anuario de la ENCB 1938. AGN, SEP, Fondo CNESIC, Caja 154, exp. 53.
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20
Felicitaciones al Colegio de Profesores de la ENCB. AH-IPN, documental, caja ENCB, exp. 57, fol. 20.
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21
Compendio de noticias con referencia al movimiento estudiantil (1941-1942), t. I, AH-IPN, área. Hemeroteca, pp. 108-109.
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22
Anuario de la ENCB 1938. AGN, SEP, Fondo CNESIC, Caja 154, exp. 55.
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23
Anuario de la ENCB 1938. AGN, SEP, Fondo CNESIC, Caja 154, exp. 55.
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24
Agradecimiento a Juan de Dios Bátiz y Gonzalo Vázquez Vela por parte de la Escuela Homeopática, E. López Vallejo”, INAH/BNAH, AHGVV, Serie: Impresos, caja:17, doc: 195.
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25
Oficio de solicitud al CNESIC para apoyo a la carrera de MR, 27 de octubre de 1938, AGN, SEP, CNESIC, caja 22, exp. 14, fol. 1
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26
Oficio de solicitud al CNESIC para apoyo a la carrera de MR, 27 de octubre de 1938, AGN, SEP, CNESIC, caja 22, exp. 14, fol. 4
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27
Oficio de solicitud al CNESIC para apoyo a la carrera de MR, 27 de octubre de 1938, AGN, SEP, CNESIC, caja 22, exp. 14, fol. 5.
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28
Oficio de respuesta de Luis Sánchez Pontón, secretario del CNESIC, a Leopoldo Ancona director de EB, 14 de noviembre de 1938, AGN, SEP, CNESIC, caja 22, exp. 14, fol. 7.
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29
Sugerencias para el proyecto de programa general de las labores del CNESIC, Lázaro Cárdenas, octubre de 1938, AGN, SEP, CNESIC, caja 21, exp. 57, fol. 33 a 35.
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30
Respuesta del CNESIC a Lázaro Cárdenas, octubre de 1938, AGN, SEP, CNESIC, caja 21, exp. 57, fol. 50.
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31
“Nuevo Plan de Estudios en la Universidad Nacional”, Excélsior, 11 noviembre 1938, p.1.
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32
“La llamada Escuela Médica Rural tiene por finalidad hacer política, no médicos”, Excélsior, 23 noviembre de 1938, p. 1.
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33
“La llamada Escuela Médica Rural tiene por finalidad hacer política, no médicos”, Excélsior, 23 noviembre de 1938, p. 2.
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34
“La llamada Escuela Médica Rural tiene por finalidad hacer política, no médicos”, Excélsior, 23 noviembre de 1938, p. 2.
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35
“Una fábrica de médicos rurales demasiado cara”, Excélsior, 1 noviembre 1938, p. 1-10.
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36
“Esta casi desintegrado el congreso de higiene rural controlado por comunistas” Excélsior, 26 noviembre 1938, pp. 1,2.
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37
“Buen servicio médico hasta en los lugares más lejanos”, Excélsior, 26 noviembre 1938, pp. 1,4.
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38
“Buen servicio médico hasta en los lugares más lejanos”, Excélsior, 26 noviembre 1938, pp. 1,4.
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39
“Buen servicio médico hasta en los lugares más lejanos”, Excélsior, 26 noviembre 1938, pp. 1,4.
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40
“Setecientos médicos de la Universidad trabajando en el campo” Excélsior, 27 noviembre 1938, pp. 1,5.
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41
“Setecientos médicos de la Universidad trabajando en el campo” Excélsior, 27 noviembre 1938, pp. 1,5.
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42
“Setecientos médicos de la Universidad trabajando en el campo” Excélsior, 27 noviembre 1938, pp. 1,5.
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43
“Setecientos médicos de la Universidad trabajando en el campo” Excélsior, 27 noviembre 1938, pp. 1 y 5.
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44
“Editorial. El Apostolado del médico rural”, Excélsior, 28 noviembre 1938, p. 5.
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45
“Editorial. El Apostolado del médico rural”, Excélsior, 28 noviembre 1938, p. 5.
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46
Archivo Histórico de la ENCB, Área documental, Personajes distinguidos, caja 1, exp. Leopoldo Ancona Hernández. fol. 13.
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47
“Protestan contra mala iniciativa”, Excélsior, 29 noviembre 1938, pp. 1 y 8.
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48
“Protestan contra mala iniciativa”, Excélsior, 29 noviembre 1938, pp. 1 y 8.
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49
“Protestan contra mala iniciativa”, Excélsior, 29 noviembre 1938, pp. 1 y 8.
-
50
“Informe de labores. El Sistema Nacional de Enseñanza Técnica, Juan de Dios Bátiz, México, 1940”, AGN, SEP, DETIC, caja 35047, exp. 11, fol. 12.
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51
Decreto que faculta a los profesionistas con títulos expedidos por la SEP para ejercer las actividades conexas, con su especialidad, 21 de octubre de 1940, AGN, Lázaro Cárdenas, exp. 532.2/28.
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52
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- » Recibido: 21/03/2024
- » Aceptado: 14/08/2024
- » : 18/01/2025» : 2024Jan-Dec